La trayectoria de Luis Martín debe tomarse como un legado
Esta nota que usted decidió empezar tiene el sabor a 2022 FIFA World Cup, pero también sabe a pueblo, a extremo del esfuerzo, tiene aroma a gol. Es una semblanza biográfica, y sirve como un espejo en el cual podemos mirar más allá de la gloria pasajera.
El actual preparador físico de la Selección Argentina, consagrado en un trabajo colectivo, lleva la nobleza del jugador que nunca dejó de disfrutar cuando muchos optan por dejar, si el tren profesional ya pasó, si ya no hay contratos por firmar.
Luis Martín jugó en siete ligas y pasó los doscientos goles, es el mismo que veíamos en los siete partidos del Mundial, que encabezó los movimientos pre competitivos del equipo que marchaba hacia la cima.
Acompañeme hasta una calle que hace poco estuvo cortada, la 19 entre 528 y 529, barriada que en los papeles municipales figura como La Plata Quinta, pero que al hombre común le sale La Favela. En el monoblock 13, 2º D, ahí vivió Luis, uno de los cuatro hijos del matrimonio de María Rosa y de Oscar, santiagueño. El 2 de mayo de 1967 nació en la capital bonaerense, y al minuto de nacer su madrina lo hizo socio de Estudiantes de La Plata.
Venga, ahora sí, métase al túnel del tiempo. Hay doce clubes donde hoy un pedacito de gloria mundialista tocó a la puerta. Doce clubes, de siete ligas distintas y tres categorías ascenso. Allá vamos, siguiendo las pisadas de este ser humano que siempre hinchó por la Selección y un día, con cincuenta años, terminó adentro de ella como preparador del cuerpo y motivador del alma.
1982. Mundial de España, el último de la era Menotti y el primero de Maradona como jugador.
Luis la pisa, la toca y la mete en “El Nápoli”, el equipo del barrio, que sin afiliación a liga de chicos se organiza con Eduardo Llaller, “El Panza” —fallecido—, camiseta, gaseosa y pelota de cuero engrasada.
Darío Britos y Walter Muñoz juegan al lado de Luis. Dos amigos que perduraron hasta estos días donde el orgullo roza las nubes; los tres por igual se sienten campeones del mundo.
El “Yanqui” Britos sale por el fondo: “Yo tenía diez años y Luis doce. Nos llamamos El Nápoli porque veíamos al Diego en la tele los domingos a la mañana (1986-1987, el club italiano ganó su primer Scudetto). Gracias al fútbol agarramos un camino correcto en un barrio muy difícil”, dice el actual entrenador del fútbol infantil en Gimnasia.
Esos caminos de la vida fueron equipos chicos, pueblerinos y alguno de gran ciudad. Britos y Martín fueron inseparables en El Cruce, Nueva Unión de La Plata, Villa San Carlos, Huracán de Ingeniero White, Peñarol de Pigüe y Atalaya. En cambio, Walter solamente los siguió a El Cruce y tocó la Reserva. La relación de amistad fue una constante. “Jugábamos en los baldíos que había en cada manzana, o sea, cada monoblock tenía su propio equipo. Luis era el más habilidoso, era el 10, no el 9 que después jugó en muchos lados”, manifiesta Walter, dueño de una cerrajería en 12 y 47, sobrino de un ex presidente de Gimnasia, Juan José Muñoz. Evocar la niñez y se eleva como cuando vio a Messi con la copa: “Me acuerdo que en los picados del barrio también estaba José Luis Calderón, otro pibe divino, a veces se quedaba afuera porque era tres o cinco años menor que nosotros”. Calderón era el hijo de un verdulero del barrio, “Carozo”, hincha de Gimnasia, pero José tendría escrito un porvenir de campeonatos en Estudiantes.
El potrero extendíó sus fronteras por el interés común de hacer frente a otros barrios, La Favela con El Churrasco, con El Paligüe ó con Los Hornos. Había escenario disponible en una de las dieciséis canchas del Provincial (actual Estadio “Unico Diego Armando Maradona”), cuando los arcos de madera evocaban al viejo fútbol argentino de los años cincuenta, o a los postes del viejo estadio de Ferro.
El trío de Luis, Darío y Walter siempre estuvieron pegados, pendientes unos de otros, hasta para planear unas vacaciones de verano, incluidas las mujeres y los hijos.
1986. Mundial de México. La Selección sella su prestigio con su segundo campeonato mundial de la mano de Bilardo y con la figura extraterrestre de Maradona.
Luis se ficha en la Liga Amateur Platense de Fútbol para INDECO (Industria de Cojinetes, según sus siglas). Cuentan que lo llevó José María Sánchez, “El Zorro”, un señor vinculado a la fábrica ubicada enfrente a la “República de los Niños”. La cúpula directiva de INDECO fundó un club y la cancha de once se erigió en calle 511 entre 21 y 22, Ringuelet. Fue el lugar donde Luis Martín firmó por primera vez una planilla oficial como jugador.
La camiseta blanca con puños rojos. Y el grupo de jugadores con cuatro referentes, los hermanos Cora (Lalo y Pacha, zagueros; Juan, mediocampista, y Ruben, puntero derecho).
Héctor Cora, “El Lalo”, era un 2 algo flaco pero muy valiente. “Cuando Luis llegó a jugar, creo que ya le gustaba ser profe, porque el técnico le decía ‘¡vamos, hacelos correr a estos vagos!’ y nos llevaba a un lugar del predio donde había un tanque australiano”. El DT era Valentín Sánchez, recordado delantero profesional ex Gimnasia y aclamado en All Boys con el que ascendió a Primera siendo goleador allá por 1974. “En esa época de la Liga te pegaban con la cara (parafrasea Cora), había tipos de treinta para arriba, imaginate lo que fue para Luis, que con 18 años era chico pero con cuerpo grande… Nosotros le hablábamos porque los rivales lo querían asustar dándole trompadas en las costillas. ‘Luis, vos encaralos, si tenes un problema te vamos a defender. Gran pibe, amable, se hacía querer. A veces lo volvíamos loco, por un tema de edad, pero él era muy educado”, rememora Lalo, que a sus 66 años sigue jugando al fútbol.
En 1989 Luis viste una camiseta que amó con locura, la amarilla del Centro Fomento El Cruce, con arrastre de una hinchada de cuarenta que no paraban de cantar y tocar un bombo. Un equipo que hacía méritos para ser primero pero se quedaba en los últimos tramos. Formó una dupla de ataque con Hugo Ruíz, un wing izquierdo con pasado fugaz en Estudiantes (fue titular en 1981 los dos partidos contra el Boca de Maradona y en los dos fue expulsado).
Vicente Bifano, “El Chicho”, era el arquero, volador de palo a palo, que ya conocía a Luis del año anterior en INDECO. “Cuando voy a El Cruce yo tenía 35 años y él nos siguió haciendo la parte física y jugaba. El técnico era el recordado Santos Florín. Podría hablar mil cosas de mi amigo, nuestro representante amateur que es campeón mundial. ¿Qué decir ahora? Cuando lo veo a Julián Alvarez es como verlo jugar otra vez a él”, sonríe desde Mar del Plata, donde se radicó hace veintidós años y hace mantenimiento en el balneario de Punta Mogotes.
1990. Mundial de Italia. Heroico arribo de la Selección a la final, derrota ante los alemanes y lágrimas de Maradona
A los 23 años Luis tiene una chance en AFA, temporada 1989/90, fichando para Villa San Carlos en Primera D. En quince partidos convierte dos veces en dos derrotas, con Deportivo Paraguayo (1-2, visitante) y Brown de Adrogué (1-2, en Berisso), se detalla en el reciente libro de estadísticas que publicó Daniel Alvarez, un hincha de la Villa.
Sergio Daher, “El Gallo”, era el 4 y capitán, envía las fotos de un álbum con la melancolía de aquel equipo de Carlos Balicchia. Con Luis fuimos compañeros en la Villa y cursamos algunas materias de Educación Física, excelente persona. Conocí a la mujer que también estudió la carrera”.
Llegará una chance grande en la B Metropolitana, temporada 1990/91. Los Andes venía de sufrir un descenso del Nacional. Según se supo, en el barrio de los monoblocks, vivía una vieja gloria de los “Milrayitas” que abrió aquella puerta. Entró en dos partidos, totalizando 38 minutos en cancha, en la tercera categoría de la AFA. El periodista Mauro Fernández (hincha del club de Lomas de Zamora) revive aquellos partido donde Luis Martín ingresó, con las síntesis de los partidos ante Arsenal de Sarandí (1-1) y Armenio (2-0). Las dos veces le tocó entrar en el estadio “Eduardo Gallardón”. El técnico que lo hizo debutar fue José Vázquez, “Pistola”, el eterno ayudante de campo de “Chiche” Sosa. Como dato curioso, un compañero en aquel plantel de Los Andes fue Carlos Ismael López, uno de los arqueros que logró el ascenso a Primera con Gimnasia y Esgrima La Plata en 1984.
1991. Copa América de Chile. La Selección levanta el trofeo luego de 37 años. Batistuta se destapa con seis goles
No se dudaba que Luis tenía un aire al “Batigol”, buen cuerpo y explosión. En el año 1991 llega a Tres Arroyos para ganarse el puesto en el Club Quilmes. Allá había ido como director técnico Rubén Horacio Galletti (con su pasado de cañonero en Boca, River, Estudiantes y la Selección). El “Tano” Galletti estuvo un par de meses, mientras que Luis se quedó un poco más, medio año. “Acá le decíamos Lucho, recuerdo que el libro de pases del ’91 se abrió el 2 de enero y él se sumó en junio, de la mano de Galletti y el profesor Luis Parente. Se integró, comenzó como suplente y terminó con la titularidad y goles importantes”, afirma Horacio Trillo, hoy presidente y ayer miembro de la subcomisión de fútbol.
“Ese año trajimos a muchos jugadores, de los once titulares solo dos eran de nuestra ciudad, Montero y Valenzuela. La mayoría vivían en un hotel que era del dirigente Amestoy. Luis no se quedaba, venía para el partido. Era un 9 movedizo, encarador, de buen porte físico” apunta uno de los arqueros,César Fernández, “El Gallego”, sorprendido por su ex compañero que acaba de traer la tercera Copa del Mundo a este país.
La suerte mejorará al irse a Bahía Blanca. Juega para Huracán de Ingeniero White, un club con historia en la Liga del Sur. En la década del sesenta había llegado a Primera A, en los torneos Nacionales. Luis viajó con su amigo de la infancia, Darío Britos, se convencían mutuamente que podían y la base estaba en el amor que le habían jurado al fútbol desde muy pequeños. Allá van otros dos pibes de nuestra región, Mario Fernández (“Monito”, sin chances en Cambaceres) y Gustavo Heredia (libre de Gimnasia), pero para Luis va a ser extraordinario el clásico con Puerto Comercial, donde enfrentaron a un trío conocido de La Plata: Alcaraz, Gremillón y Vidal.
“Luis era una excelente persona, vivía en el Bule (así le dicen al barrio portuario) y era el tipo más feliz del mundo con el trato que recibía en el club”, recordó Pino Alonso, dirigente del Globito bahiense. Queda hoy un amigo de fierro de Luis, Adrián Esteban, “El Negro”, quien junto a su padre “nos ayudó mucho haciéndonos compañía, charlas, mates, era una época sin teléfonos celulares y extrañábamos mucho”, dice Britos. Huracán logró el subcampeonato tras jugar las finales con Villa Mitre.
1993. Copa América de Ecuador. La Selección de Basile retiene la Copa y el DT está invicto desde que asumió: dos años y cinco meses.
Luis rumbeó solitario hacia la ciudad de Coronel Suárez y se vestirá con la 9 de Peñarol de Pigüé, casaca similar a la de San Lorenzo de Almagro. “Tremendo delantero Luis Martín”. Así lo definen los que lo vieron con la azulgrana.
Jorge Vidal, “El Goma”, tuvo un paso previo a Luis por Huracán y fue el propio jugador que recomendó a Luis: “Yo fui a Puerto Comercial, y lo tuve de rival. Un ser extraordinario, daba placer compartir la cancha con él en función de su sacrificio, y en el club que ha estado siempre se ha realzado su hombría. Esto que logró fue por sus respetos, que se ganó el respeto de jugadores que son monstruos y se refleja en los abrazos”.
Actitud, guapeza, juego aéreo, manejo de los dos perfiles, porque Luis podía salir para cualquier lado y sacar un remate furioso. Virtudes que también se le vieron de joven en Atalaya, club con la camiseta de Vélez (la alternativa). La gente del pequeño pueblo celebró una gran campaña en la Liga Magdalenense (ya extinguida). Pelearon palmo a palmo con Unión y Fuerza de Magdalena, que contaba con uno de los grandes cracks, Raúl “El Gato” Sánchez (recordado en Cambaceres por el ascenso a la Primera C en 1976).
En esa Liga cada equipo tenía permitidos tres “foráneos” (así le decían a los refuerzos). Atalaya tuvo a Carlos Figueroa, “El Cuca”, y a los casi hermanos de La Favela, Britos y Martín.
En una casa de Berisso prendieron el fuego para el asado mientras se quema el año 92 y lo seducen a Luis para su especialidad: el Torneo del Interior que organiza la AFA. For Ever es el club debutante, el del barrio El Mondongo y don José María Talone ya está en la mesa, esperando por la visita del delantero. Dos preparadores físicos acaban de dar el sí y confirmar su primer trabajo en fútbol, Carlos Nuñez y Marcelo Marquiohssi. La casa de la familia Rey tiene fútbol por los rincones, el anfitrión y asador es Jorge, “El Zorro”, papá de Christian Rey, arquero. Núñez recordó que no pararon de hablar de sistemas de entrenamiento y de preparación física y que Luis se habría convencido de ésa podría ser su profesión y así seguir ligado al fútbol.
La Región Bonaerense, con 33 equipos, tendrá una zona difícil por la presencia del “cuco”, Club Mercedes, pero a ellos los embocó el nuevo “9” de For Ever con dos goles en el debut, 2-0, en cancha de Cambaceres.
Sin embargo, en el partido de vuelta contra los mercedinos, se pareció a una batalla. Fue un lunes a la noche. For Ever se imponía con gol de su capitán Hugo Capel, de palomita, momento en que el estadio Municipal pasó a mostrar escenas violentas y artimañas de jugadores, público y policía. Mercedes ganó 3 a 1. Luis Martín fue derivado al hospital con un golpe en la cabeza y este periodista fue uno de los que constató la gravedad de la agresión sufrida: “traumatismo craneano con pérdida del conocimiento”. Una vez que se pudo recuperar todo el plantel pudo volver a La Plata… entrada la madrugada ya del martes.
Hugo Capel, “El Mago”, rescata hoy momentos de ese fútbol mientras no termina de “caer” por la conquista de la Copa del Mundo de su viejo compañero: “Con Luisito hemos pasado por distintas circunstancias, distintas canchas en las cuales había vestuarios donde se cambiaba una mitad del equipo y cuando terminaba ya podía entrar la otra mitad. Hemos jugado ese regional donde tuvo conmoción cerebral y a mí casi me sacan un ojo. Pero la familia siempre estuvo. Valorabas la familia y cada vez que te das vuelta ellos están. Este momento, siendo campeón mundial, es el del famoso recreo como cuando éramos chicos, hoy se vuelve a dar, aprovechalo, porque una vez que termina suena otra vez el timbre y tenemos que volver a clase”.
Sergio Britos fue suplente de Luis y compartió aquellos viajes a Mercedes, Luján y Maschwitz: “Hoy Luis nos hizo parte de esta gloria que sentimos, es el orgullo de todos los que alguna vez nos pusimos una camiseta con un pantaloncito y unas medias”.
1994. Mundial de Estados Unidos y el fin para Maradona por causa del control anti dóping. Se va Alfio Basile
En noviembre de 1994 comienza otra edición del Torneo del Interior. Club Atlético Villarino, el campeón de Chivilcoy, tenía en el banco a Horacio Milozzi (capitán del Quilmes campeón de 1978). Buscó refuerzos dentro de la Liga, y para el centrodelantero alguien del plantel dijo que los goles podían estar en La Plata, con el “Luifa”. Tres ex profesionales de Gimnasia, Pablo Gómez, “Pajarito”, Jorge Reina, “El Colo” y Gustavo Heredia, quien fue reamente quien recomendó a Martín porque lo conocía de Bahía Blanca.
Los goles llegaron, con una destacada tarde ante Argentino de Chacabuco, de visitantes, donde Villarino ganó 3 a 0.
La eliminación fue insólita, porque los albiazules igualaron el primer puesto del grupo con Club Mercedes y el sorteo en la AFA fue algo dudoso. “El dirigente iba a ir un miércoles para el sorteo y el martes nos llamaron diciendo que ya estaba hecho, perdimos… esas cosas que podían pasar en el fútbol argentino”, dice Gómez, que en relación a Luis coincide como tantos: “Al segundo día que nos tratábamos, ya era como un hermano”.
1995. La Selección inicia el ciclo Passarella con la Copa América de Uruguay. Eliminados en Cuartos por Brasil con “la mano de Tulio”. Ya no hay “mano de Dios”.
Luis arranca su historia más extensa en el Club Atlético Fuerte Barragán. Afiliado desde hace cuatro años a la Liga Platense, con el apoyo de la empresa Propulsora Siderúrgica, siendo local en Punta Lara, cita en avenida Almirante Brown y Arroyo El Zanjón. El DT Oscar Barroso había sido parte del cuerpo técnico del fútbol amateur de Estudiantes, en tiempos en que la primera albirroja tuvo a grandes maestros como Bilardo.
Fabián Haramboure, “El Flaco”, es el stopper que gozaba de fama de bueno por un ascenso con Cambaceres a la B Metro. “Cuando el presidente me vino a preguntar por un 9 que quería traer, me dijo el nombre y no dudé: ‘Con Luis Martín le garantizo que vamos a ser campeones, tráigalo porque es una bestia. Fue el capitán. Todo lo que luchó y que lo llevó a la Selección como profe en realidad se lo ha ganado”.
Ese equipo Fuerte, sin embargo, se quedó en las Semifinales, con Unidos de Olmos. La tarde de la eliminación a Luis lo marcó un defensor de los más ásperos de la Liga, Sergio Correa, “El Locuá”. “Ganarles fue muy lindo, pero fui a saludar a todos (antes y después de jugar), al técnico Barroso, al profe Pallanza y a los jugadores que habían sido compañeros en ese club. Los eliminamos por penales en cancha de ellos. Luis Martín fue un digno rival, no era difícil marcarlo, porque no era mañero, era más bien sutil y legal porque le gustaba jugar y desmarcarse, no era agresivo”.
1996. La Selección Sub 23 llega invicta a la final de los Juegos Olímpicos de Atlanta y cae ante Nigeria.
El césped del viejo estadio de Estudiantes se iluminó como los ojos de Luis la noche del jueves 12 de diciembre de 1996. El mítico “Jorge Luis Hirschi” se lo prestaron a la Liga para definir la tercera final entre Fuerte Barragán y Sport Club de Magdalena. Una serie muy chica, cuyo primer partido ganó el Sport 1-0 que así accedió a otros dos partidos; vino un 0-0 en Cambaceres y éste en 57 y 1, con arbitraje de primer nivel, Hugo Cordero. Martín enganchó dos veces y remató a un palo del arquero anotando el decisivo 1 a 0. Fue el desahogo del club de Ensenada, campeón por única vez en Primera. Luis, con 20, fue el máximo artillero.
Nicolás Regina su principal “socio”, con 16 tantos, en esta hora gloriosa del entrañable amigo se despacha con estas palabras: “Fue un terrible ganador dentro de la cancha y un gran líder para el grupo. No se olvida de donde viene y la palabra que a él lo define es humildad. Lo admiro por eso y por su compromiso social, pase lo que pase lo vas a tener, en fútbol o en otro ambito”.
La previa a aquella finalísima la palpitó con Mauricio Perotti. Ese día se conocieron en la rambla de 32, donde se hizo la producción para el diario Hoy.
Daniel Resiga, “El Cañito”, fue otro goleador del Fuerte Barragán imparable, que además de la Liga cumplió un papel digno en el Argentino B. Pasadas unas pocas horas de la imagen de Luis besando la Copa del Mundo, lo definió como “un tipo de barrio que sabía caminar la calle y la cancha, guapo, que pedía todas, necesario en todo equipo y más de la Liga. En mi familia somos muy pincharratas, la escuela que mamé por mi padre y hoy tengo la satisfacción de decir que tenemos dos mundiales, con el Narigón Bilardo y con mi amigo Luis, el segundo Narigón (risas). Le digo a mi hijo que desde el amateurismo se pueden lograr cosas importantes si uno se las propone”.
Para la estadística, hacia ese fin de año de 1996 llegaba a La Plata un joven de 18 años, Lionel Scaloni, nuevo futbolista de Estudiantes.
1997. Copa América en Bolivia. La Selección queda afuera en Cuartos. Una figura asoma: Gallardo.
Luis en su realidad amateur de otro seleccionado, respetado por su liderazgo positivo y reuniéndose con colegas para que al jugador liguista le reconozcan derechos, como a una cobertura médica obligatoria previa a las competiciones. Se había vuelto a organizar el combinado mayor de la Liga, porque el doctor Costoya (el presidente de entonces) se interesó con otros pares en la competencia que organizaron en el Consejo Federal, en el quinto piso de la AFA. Se hizo el sorteo y La Plata enfrentó a Balcarce, Rauch, Madariaga. La “9” es de Luis. Lograron avanzar de fase y levantar la “Copa Federación del Este” en gran final con Ayacucho. El ímpetu del grupo logró pasar otro desafío, venciendo al mejor del Oeste, General Alvear. Luis es recibido por el intendente doctor Julio Alak en el Salón Dorado de la Municipalidad.
Daniel Georgieff, “El Búlgaro”, fue el arquero, una especie de “Dibu” por ser clave en varios penales. “A Luis lo padecí como rival por la categoría de goleador pero lo disfruté mucho como compañero de la Selección mayor de la Liga. Orgulloso por lo que le pasa porque de alguna manera estamos todos nosotros representados por él, excelente persona, querible y respetuoso”, dice con la piel de gallina en un barrio de leyendas en todo tipo de lenguas, “la Nueva York”, en Berisso, donde atiende su panadería.
Luis siembra y sus sueños no se detienen. A los 29 años aparenta ser más joven. Estudiantes de La Plata tiene graves problemas financieros. Y un técnico como Daniel Córdoba, “El Profe”, que era capaz de jugarse por algún jugador tapado, libre, del ascenso o de liga del interior. Hoy recuerda: “Estábamos mal económicamente, no teníamos nada. Pero llegaban jugadores de todos lados. Es más, le propuse a Daniel De la Fuente (presidente) que de esos muchachos, a tres se le hiciera una especie de precontrato. Fue cuando vinieron Priotti, Biazzotti…”
El preparador físico era Carlos Nuñez, que en For Ever conoció a Luis Martín en 1993. De hecho, Núñez también se animó a sugerirle que podía tener un 9 en Huracán de Tres Arroyos, Claudio García, “El Novillo”.
No está claro el día ni el lugar de la prueba que pasó Luis Martín, pero haría sido en la cancha auxiliar de avenida 1 y bajo la supervisación de dos grandes maestros que trabajaban en Inferiores, Higinio Restelli y Roberto Avalos. “Lo que sí recuerdo es que Martín ya era mayores y había que hacerles contrato, por eso se complicó”, explica Nuñez. Según Córdoba, “esas pruebas de los libres se hacían normalmente los lunes, y puede que el día que vino Luisito yo no haya estado porque jugaríamos por Supercopa o un partido entre semana”.
En ese momento había un zurdo, Leonardo Gómez, firme promesa de las inferiores del Pincha, clase 75 (jugó con Verón) y recuerda una mañana con Luis, en el predio de City Bell, donde el delantero le pidió un favor para que pudiera ver el entrenamiento de la Primera. “Como él había jugado en clubes de mi pueblo (Magdalena) ya nos conocíamos, y al verme en el Country me preguntó si le conseguía una autorización, quedó como una anécdota”, expresa el ahora abogado Gómez, quien en 1996 estuvo a punto de dar al salto a Primera (hizo la pretemporada en Necochea, pero no pudo jugar oficialmente). Destinos: Gómez y Martín llegarán a jugar juntos en Sport de Magdalena.
1998. Mundial de Francia. “Le Bleu” se adueña de la Copa. La Selección eliminada en Cuartos; primera vez sin Maradona.
Luis es referente en una barra ya de amigos del Fuerte Barragán, que son dirigidos por Claudio Gugnani, un ex defensor de Estudiantes (campeón 1982-1983). Uno de los que se inspiraba con Luis es Rodrigo Mongilardi, “El Tato”, compañero de ataque, que recuerda haber festejado una noche larga la recibida de Luis en el profesorado de Educación Física. Hoy puede ver todo en perspectiva y se emociona por “el gran capitán que cuidaba de los demás, que tenía generosidad y es el mismo de siempre. Después de los partidos salíamos a tomar algo, él tenía auto y hasta nos llevaba a cada uno a la casa, sea en Berisso o en Ensenada”.
Son esos mismos amigos del Fuerte que en un futuro irán a alentarlo ante la reciente designación en la Selección Argentina.
Facundo Massa rescata que “este grupo del Fuerte nunca dejó de hacer juntadas. Cuando fuimos a la Copa América de Brasil de 2019 fue algo muy especial para nosotros, pero apenas nos vio dijo que también le hacía muy bien a él que estuvieramos presentes. Nos hizo pasar al hotel y comimos con los jugadores”.
En 1998 Luis también le dijo sí a Unión y Fuerza de Magdalena, y allá iba los domingos. La Liga Magdalenense no estaba adherida al Consejo de AFA y por eso podía jugar pese al doble fichaje. En el arco tendrá al custodio y amigo Christian Rey, “El Gordo”, aquel de San Carlos y For Ever. “Puedo hablarte de lo que viví con él… Nada lo hace cambiar, ni estando con el mejor jugador del mundo en este momento. La solidaridad de Luis en todos los comedores o eventos que se lo requirió. Nos tocó jugar en cuatro clubes y un millón de torneos libres por plata en Racing de Bavio o Capital Chica. Pero además, hay un plus en nuestra relación, porque empecé a cursar Educación Física y conocí a Anahí, la que hoy es su señora. Eso fue el mismo año 1990 cuando compartimos equipo en Villa San Carlos”.
El año ’98 tendría un broche, cuando Everton lo llamó para afrontar con su experiencia el torneo Argentino B, el cuarto nivel del ascenso de AFA. Carlos Sparvieri fue el DT que ya lo había tenido en la Selección de La Plata el año anterior. Soñaron a lo grande. “Luiggi tenía gran despliegue, movilidad y gol, lo conocía desde que él jugaba para El Cruce. Quedamos en cuarta fase, en una zona de cuatro equipos (Huracán de Tres Arroyos, Rosamonte de Misiones y 13 de Junio de Pirané), de los cuales el ganador pasaba al Reducido para ascender al Nacional B. Seguimos escribiéndonos. Después del partido con Arabia le mandé este mensaje. ‘Después de las noches más tormentosas, llegan los amaneceres más luminosos’, y hoy podemos decir decir que fue una premonición”.
2000. Luis quere operarse de un tobillo maltrecho, pero duda y pide consejo en un gimnasio de alto rendimiento (“Crear”, calle 10 entre 497 y 498 de Gonnet), donde escucha la voz del profesor Nuñez como la de una santidad en preparación física. “Con la edad que tenes, yo ni loco me operaría Luis, vení, hace la rehabilitación acá”. Decide no operarse. “Otro día vino a preguntarme sobre planificación, quería saber más sobre esto y le propuse hacer un curso de capacitación con duración de un año para estudiantes o recién recibidos en Educación Física. Se enganchó con el curso y además empezó a trabajar acá”.
En el ámbito del gimnasio nació otra amistad, el profesor Martín Bona, “El Gaucho”, que era defensor y caudillo del Atlético Chascomús. Así fue que Luis aceptó un convite para lucir la rojiblanca a rayas. Sumó otra liga a su alforja, disputando el torneo Clausura de la Liga Chascomunense en el año 2000. “Todo el esfuerzo que hizo con su trayectoria personal es un resumen de lo que fue esta Selección que fue de menor a mayor. En la pandemia nos dio una charla por zoom para todos los jugadores de Atlético”, consideró Bona.
De Atlético Chascomús pasó a otra institución de la misma Liga, Sport Club de Magdalena, que con la clasificación al Argentino B tentó a Luis. En el grupo les toca Alvarado de Mar del Plata, que se reforzó con Carlos Enrique, “El Loco”, aquel 3 que fue campeón con Independiente y River. Lo dirigía a ese Sport el recordado Omar Ale, quien tuvo que pensar bien a quién poner o sacar en zona ofensiva: Borja, Alcaraz, Sivetti, Spotti, Leo Gómez y Luis Martín. Casi un seleccionado.
Carlos Alcaraz, “El Ata” (padre de la actual figura de Racing) evoca la tarde en el Estadio Mundialista “José María Minella” cuando “le empatamos a Alvarado 1 a 1. Cuando volvimos al vestuario Luis tiró un cohete y la explosión fue terrible, estábamos todos contentos, ¡sabes que lindo fue empatarles allá! Luis es un fenómeno de persona. Siempre hizo las cosas bien y laburó. Me emocioné en su abrazo con Messi”.
Juan José Nievas, “El Coni”, busca en su memoria y encuentra un reto de Luis: “Con Sport hacíamos de local en Berisso, y un día me caga a pedo porque yo él sabía que yo podía marcar a un delantero, pero la madrugada de ese domingo tuve que trabajar y de ahí fui a jugar cansado. Las últimas veces que lo crucé fue en dos homenajes a amigos, Mauricio Perotti y Lolo Regueiro”.
Mauricio Scuppa, “El Colo”, lleva a flor de piel “las 10 o 15 mil personas de Alvarado, cuando estalló una bomba de estruendo, pensábamos que era la gente de ellos, pero fue Luis cuando festejábamos. Era una banda de gente jodona, Alcaraz, Nievas, Cantarutti, Luis… Como rivales, yo 6 y él 9 nos sacamos chispas siempre”.
2001. La Selección Juvenil Sub 20 es campeona mundial, en Argentina. La continuidad de un proyecto con el DT Pekerman. Maradona dice adiós como jugador.
Luis continúa en su segunda casa, Fuerte Barragán, con una anécdota de las que marcan cuando son dichas por un maestro. Es que el sábado 23 de noviembre de 2001 había que jugar y el mismo día estaba la despedida de Maradona. Entonces, con Luis y otros, le fueron a pedir al DT Barroso que por esa vez no los citara al compromiso de la Liga. “Muchachos, decidan lo que van a hacer, pero piénsenlo bien porque a lo mejor la camiseta después se pierde”, se oyó a don Oscar con su voz calmada pero con extraordinaria firmeza.
Las actitudes de Luis se repasan y generan asombro por la extrema solidaridad, que en su caso no fue sermón sino ejemplo práctico. Fabio Martínez jugaba en Centro Fomento Los Hornos y a la vez llevaba adelante los trabajos físicos del plantel de Primera división. Lo contacta a Luis para que aplique algunos de sus nuevos conocimientos en el rol de profe. Se habían conocido como rivales, cuando Fabio llevaba la casaca de San Martín de Los Hornos y había que cuidarse del Fuerte. “Como rival ya lo admiraba y nos empezamos a cruzar cuando vivimos a dos cuadras, yo en 65 entre 8 y 9 y él se había juntado con Anahí en un departamento de 67 entre 8 y 9, frente a Casa Cuna. Cuando lo llamé para colaborar en Fomento para una pretemporada ahí estuvo. Lo que jamás voy a olvidar fue cuando me casé y apareció entre los ochenta invitados, porque los amigos me hicieron una fiesta sorpresa, en una época difícil no quisieron dejarme sin la fiesta”.
2004. Copa América en Perú. Con Bielsa se llega a la final con Brasil, que nos empata en la hora y nos goza en los penales.
Las vueltas de la vida. Luis participa de un torneo en la cancha de Estudiantes y disfrutó a otro ex crack albirrojo, Alejandro Russo, “Poroto”, un ex 9 de la Selección Argentina en las Olimpíadas de Seúl 1988. Entre ellos había algo más que la pelota, ya que sus mujeres formaron una relación familiar. Anahí Moreno de Martín y Alejandra Varela de Russo eran muy jovencitas cuando se conocieron en el despegue del hockey femenino del Club Estudiantes de La Plata. Eran entonces las novias y ellos alentaban en el Country.
De no creer, pero los goles en aquella final no fueron de Russo ni de Luis sino de Guillermo Lazarte, “El Flaco”, un conocido empleado del Club Estudiantes sin trayectoria futbolística. En la tribuna de tablones, entre el puñado de espectadores, Anahí y Alejandra devolvieron aquellos gritos de aliento. El torneo se prestaba.
“Poroto”, hoy ayudante técnico de Darío Franco en Gimnasia y Esgrima de Jujuy, analiza al querido amigo: “Tanto él como todo el cuerpo técnico de la Selección, cuando los vemos en la tele, ya transmiten el perfil bajo; creo que fue el secreto de haber sacado el rendimiento de los jugadores”.
2005. Debuta Messi en la Selección Mayor con 18 años. “La Pulga” venía de ganar el Mundial Sub 20 con el DT Ferraro.
A los 38 pirulos Luis festeja su gol 200 en la anteúltima fecha de la Liga Amateur. Antes de que se terminara la temporada y su trayectoria, le quiso regalar ese momento a su hijo. Everton venció a Unión Vecinal de Etcheverry por 3 a 1 y su doblete lo llevó a superar la cifra. “Ahora ya tengo 201”, decía el cañonero. “Habíamos preparado un festejo especial con una remera para mí y otra para Tomy, y cuando hacía el gol 200 nos ibamos a juntar para mostrar la inscripción los dos, pero él no pudo venir porque tuvo un cumpleaños”. El chiquito de 4 años ya le pedía un poco más de tiempo, y papá iba largando, mientras sus pasos se dirigían a 57 y 1 para enseñarle ese fervor que nace de la tribuna. Entonces, Luis entrenaba y su empleo en un gimnasio absorbían sus horas.
2006. Se fue el Mundial de Alemania, elliminados por el local en Cuartos. Se va Pekerman y vuelve Basile.
Luis se retira en Everton, el club Decano del fútbol amateur platense le preparó un modesto homenaje en su predio recién inaugurado en Avenida 7 y 630. Hasta el barrio Aeropuerto se acercaron amigos, rivales y el equipo esencial: Anahí, Delfina y Tomás, su familia. Había contado 215 goles en su carrera amateur.
Gustavo Bianco, “El Chaucha”, desliza su admiración en unas líneas. “Vestimos la misma camiseta de Everton, y ante este logro del Mundial, mi más profundo agradecimiento y admiración. Llevó su espíritu amateur a lo más alto del profesionalismo con los mismos valores, es un ejemplo de humildad, responsabilidad y tuvo una enorme capacidad para regalarnos esta hermosa alegría”.
Se terminaba una parte donde no había lugar para quejas. La admiración es otro galardón que se cuelga en el pecho, ya que aquellos que nunca se cambiaron en el mismo vestuario reflexionan en vos alta sobre Luis al ser consultados por este medio.
Marcos Rojo, “El Titi”, de El Cruce. “Es una persona fantástica, con una entereza de persona, y ni hablar el buen jugador que era. Tuve la suerte de compartir la Selección de la Liga con él, y verlo que logró esto…”
Carlos Girardengo, “El Sapo”: “Me voy del Fuerte y llega él, pero al pensar en Luis lo primero que se me viene a la cabeza es una visión pop de la vida, el gusto por la diversión, la búsqueda de la brillantez, un lado ingenuo, juvenil, un jugador que se vincula al estudio y hasta hoy, ejerciendo su función en la Selección, lo veo como ese preparador físico que supo entablar una relación con su capacidad y manteniendo esa versión pop… entiéndase el término… Un profe vinculado a lo creativo y a lo humano”.
Pablo Ipoutcha, “El Pancho”: “Empezó siendo un pibito en la primera de la Liga. Cuando jugó en Bahía Blanca, cada vez que volvía jugamos en un equipo que armó el comisario Oscar Justo López, que buscaba jugadores en actividad. Recuerdo los miércoles en una cancha de nueve que era un billar, donde está Arquitectura de Policía en el camino a Ensenada. Luis es más bueno que el agua, humilde como pocos, salió campeón de América y a los tres días me manda un mensaje. Es así con todos”.
Miguel Rodríguez, “El Tucumano Beto”: “Un flaco que salió de la Liga Amateur y hoy donde te encuentra te reconoce, te da un abrazo, un tipazo con esos códigos que te da jugar a la pelota”.
Daniel Vallejos, “El Caña”. “Recuerdo esos partidos contra el Fuerte, en la cancha inmensa de Propulsora, yo tenía 36 y él 30, se notaba la diferencia entre los dos por su buen físico, polenta y cabezazo, completo, como en lo personal. La última vez que nos vimos fue en la cancha de La Plata Fútbol Club, en un partido solidario por un ex jugador de la Liga (Ezequiel Sosa), lo tuve a diez metros y lo iba a ir a saludar, pero me anticipa de lejos ‘¡Hola, Caña!’. Luis, gracias a vos por acordarte”.
Pablo Pace: “No era lo mismo enfrentar a Luis que a cualquier otro, por la gambeta, por cómo jugaba de espalda y porque no le podías dejar medio metro ya que si tenía una oportunidad de gol te iba a hacer dos. Uno tenía todas las precauciones y a veces tampoco alcanzaba. Aparte era rubio, facherito, era una invitación a pegarle (risas). Uno sentía más sabor al ganarle a un equipo con Luis, uno de esos jugadores que uno se pregunta qué le faltó para llegar a jugar en el profesionalismo”.
2009. Estudiantes levanta la Copa Libertadores con Sabella. La Selección padece la sombra de Brasil, que viene de ganarle la final de la Copa América en Venezuela.
Luis ingresa a un nuevo trabajo en el A.Pre.Vi.De. (Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte). Le confían el control del Fútbol del Interior en lo relativo a la habilitación de estadios. Marcelo Mazzacane, que había dejado de jugar en Everton y pasó a ser Presidente de la Liga Platense, se vuelve a encontrar con Luis en estas luchas. “Fuimos rivales y compañeros en fútbol. Después soy el dirigente y nos tratamos en el Aprevide, donde demostró la mejor predisposición con todos los clubes. Después nos cruzamos en el Country cuando mi hijo Matías jugó en Estudiantes al mismo tiempo que él era técnico. Un ser humano humilde”.
2011. Copa América en Argentina, con sede principal en La Plata, Estadio muy cercano al barrio donde vivió Luis. Messi y Di María en el once de Batista. Afuera en Cuartos ante Uruguay
Luis recién asumía uno de sus placeres mayores, trabajar con los chicos y en el club del que fue socio de niño: Estudiantes de La Plata. Se desempeña en la Escuela de fútbol. En el ámbito del Country se encuentra con entrenadores que supieron ser compañeros de pantalones cortos, Mauricio Perotti, Sebastián Salguero y los hermanos Gustavo y Marcelo Salinas.
Alejandro Saggese, DT de la Novena División, debe buscar un preparador físico ante la ida de uno. “Al abocarme a la búsqueda de un reemplazante, pido referencias, lo veo a Luis Martín y propuse su nombre. Arrancamos con la categoría 98, la de Juan Foyth. Forjamos un cuerpo técnico paternalista, donde se conjuga lo deportivo con lo afectivo, la empatía de ponerse en el lugar del que juega y el que no. Ser honesto y frontal son particularidades de la forma de ser de Luis. Desde el trabajo forjamos una amistad”, define Saggese, quien compartió torneos internacionales con Luis, como una Copa Dallas en Estados Unidos, con la categoría 2000 de Estudiantes.
2017. Jorge Sampaoli asume en la Selección Mayor. En los combinados menores de AFA hay renovación. Quien participa en el armado de dicha estructura es el presidente de Estudiantes, Juan Sebastián Verón.
El nuevo orden quedó con la coordinación de Hermes Desio; el Sub 20 con Lionel Scaloni, el Sub 17 con Pablo Aimar, y el Sub 15 con Diego Placente. En la categoría más benjamín habrá una sorpresa pincharrata: Saggese es asistente técnico y Martín preparador físico, los dos platenses lo viven como un salto inmenso en sus carreras. Debutaron en un torneo Sub 15 en San Juan y Mendoza.
En 2018, el Sub 20 de Scaloni viaja a un torneo de L’Alcudia, municipio valenciano de España. Una oportunidad golpea a la puerta del profesor Luis Martín, que viaja y celebra el título con aquel plantel. Detalle: recién habían pasado unas semanas de la eliminación de la Selección en el Mundial de Rusia 2018, ante Francia, en Octavos de Final. Se terminó el ciclo de Sampaoli y la decisión de Claudio Tapia (presidente de la AFA) es apostar al cuerpo técnico de Juveniles.
2019. La Copa América es en Brasil, y la Argentina llega a Semifinales, donde la derrota el local. La Selección está en el puesto 11 del ranking FIFA. Aquella competición fue el estreno absoluto de Luis Martín como preparador físico en un equipo de mayores del fútbol profesional.
2021. Tras la renuncia de Colombia y Argentina a organizar la Copa América (eran las sedes originales para la edición 2020, postergada por la pandemia), el máximo torneo continental se disputó otra vez en tierras brasileñas. El 10 de julio de 2021 la Selección vence a Brasil 1 a 0 y levanta el trofeo después de 28 años. Días más tarde, el profesor Luis Martín se tatuó la Copa América en la pierna izquierda.
2022. Mundial de Qatar. Se anuncia como el último de Messi. La Selección consigue el título mundial.
Otra final de la Selección dirigida por Lionel Scaloni. La definición con Francia mantiene expectantes a 45 millones de argentinos. En Qatar, en plena concentración de la Copa, Luis se entera que su hijo Tomás está feliz, porque Polideportivo Gonnet (el club de la Liga Platense donde juega en reserva) acaba de ascender a la A. Luis manda un mensaje cortito y conmovedor para Marcelo Lulkin, “El Ruso”, presidente, un ex jugador de Cambaceres. “Ya tuvo varios gestos desde que Tomy está con nosotros. Vino a dar una charla para los jugadores y los profes. Acá se maneja como el papá de Tomy, viene con la reposera y el mate, siempre cálido, acercándose a tirar buena onda o a felicitar por lo que venimos haciendo en Gonnet. Un día nos consiguió la camiseta de Cuti Romero para sortear, él ya se iba a Qatar pero igual se acordó del pedido nuestro, porque le dejó la bolsita con la camiseta a su mujer. Otra vez, cuando a uno de nuestros juveniles le partieron el maxilar en un hecho de violencia, Luis se hizo presente llevándole un buzo de la Selección. Y una más que me sacude cada vez que la pienso… nos jugamos el ascenso el día anterior a la final de Argentina y Francia. El partido de la Liga Platense terminó a las siete y una media hora después ya tenía un mensaje de Luis dedicándonos unas líneas de felicitaciones por lo que significaba Gonnet para su familia. Doce horas después él estaba participando de final del mundo”.
Por Gabriel Alejandro López
Twitter: @cololopez74
Sos un crack colo querido siempre tenes la posta felicitaciones amigo y feliz navidad ❤🇦🇷