Un buen telón al 2022
Estudiantes la pegó… Como a una de esas figuritas difíciles, terminó consiguiendo la victoria y completó “el álbum” con las mismas ganas que lo hace un pibe en esta época previa a la Copa del Mundo. En el último paquete (la última fecha ante Godoy Cruz) ganó y canjeó por un pasaje a la Copa Sudamericana que se disputará el año próximo. Triunfó por 2 a 0, con autoridad, y en un simple jueguito de apellidos —de los autores de los goles—, Estudiantes quedó “Más” a su verdadera altura de equipo y quedando algo Za”piola” la relación entre el público y los jugadores. Un año que termina y que dejó muchas alegrías, algo de adrenalina, aunque desmejoró de manera imprevista en una pintura exacta de lo que fueron estos días con las condiciones atmosféricas del tiempo, nublado, lluvioso, ventoso… para el desgano. Eran seis derrotas en los últimos siete partidos. No era Estudiantes, aquel que supo ser en el ciclo Zielinsky. El Ruso se fue, pero el premio llega. “Jugar la Copa Sudamericana no tiene sabor a poco”, tiró Andujar.
Desde que el nuevo estadio es una realidad, jamás había recibido a esta institución mendocina (los últimos seis cotejos se jugaron en la provincia cuyana). Historia ha escrito este Godoy Cruz Antonio Tomba, que con seis participaciones internacionales es el quinto club del interior con mayor presencia en esas lides (jugó cuatro Libertadores y dos veces la Sudamericana). Hace 101 años que el fútbol godoycruseño existe, nació en un bar, frente a la plaza Godoy Cruz, y se afilió a la Liga Mendocina. La bodega Tomba le cedió terrenos que disponía para sus establos y se hizo su primera cancha, donde jugó como Sportivo Godoy Cruz, hasta que en 1933 formalizó la fusión entre el Sportivo y el Club de la Bodega Antonio Tomba y quedó el nombre actual. En 1974 compitió en el Nacional A, y veinte años después ascendió al Nacional B cruzándose en la primera temporada 1994/1995 con el Estudiantes récord. Aquí, en el viejo “Jorge Hirschi” ganaba 1 a 0, pero en el segundo tiempo apareció Armentano para meter tricota y meter el 3 a 1.
El empate lo metía en la Copa, pero jugó solo para convencerse de que la racha adversa era realmente un espejismo. Y jugó con varios chicos atreviéndose en todas las pelotas que pasaron cerca… Nuñez, Piñeiro, Zapiola. Hablando de “triunviratos”, uno formado en el Country está en la nómina (preliminar) para el Mundial de Catar… Rulli, Foyth, Correa.
El hincha de 57 no paró de cantar desde el vamos, pero encontró el grito desencajado, el gol de Emmanuel Más, ese sanjuanino que no perdonó a sus vecinos mendocinos, sobre todo cuando el defensor Ferrari se pegó un flor de resbalón cuando le iba a dar de punta y pal cielo.
El 1 a 0 dio mayor confianza al equipo del interino Quatrocchi, quien a poco de andar el segundo tiempo puso a José Sosa, aquel de las grandes ligas europeas. Presentó fortalezas en el medio (esa zona tan escuálida de los últimos encuentros), y de allí partieron algunos vuelos ofensivos, desde donde llegó Zapiola y estampó la segura clasificación a la Copa Sudamericana. 2 a 0, y al partido como al León 2022, le bajaba el telón, de la mano del chico de la camiseta 22.
A la misma hora, Defensa y Justicia abrochaba su triunfo ante Tucumán, provincia que clamaba por su título y se fue quedando con las manos vacías.
Alguien que tiene cuatro décadas de tribuna, y gusta de las efemérides, me recuerda que en octubre , allá por 1990, la gente desplegaba el primer telón, la bandera de 70 x 15 metros, que ocupó toda la cabecera, allá sobre 55 cuando todavía se movían los tablones de quebracho. Esa gente que ve terminar campeonatos y sigue en la costumbre de estar, de acompañar, hasta que caiga otro telón.