El que pega primero…
Atardecer de viernes. Usted se dispone al ocio y patea para el lunes muchas preocupaciones. Piensa que el fútbol, que un triunfo, le va a dar esa sensación de bienestar. Pero el equipo no gana. Y cuando terminó el fútbol, el otro escape de distracción por las redes no colaboran con su sistema nervioso… Críticas. Tantas opiniones como personas. No hay paciencia. ¡Cómo nos cuesta ver lo bueno! Mirar con perspectiva. Huracán le había ganado a Estudiantes por 3 a 1 (encuentro número 165 del historial en 91 años de Profesionalismo).
Ese estadio no se podrá borrar de la memoria de este periodista, que allá por 1991, el 25 de noviembre, le tocó la varita de cubrir a un amigo que no podía hacerse presente para la transmisión de radio Provincia, de la recordada Mesa de Deportes. El amigo es Luis Mansur, flamante presidente de la Fundación del Museo de La Plata. Teníamos 17 años. Aquella experiencia generó que hoy siga haciendo lo mismo, contar algo, pasar un dato, como ese lunes lo tuve que hacer discando en el único teléfono de la cabina, habiendo esperado la cola o en algún momento del partido (al estar desocupado) llamar y pedir con Julio “El Topo” Del Rivero, encargado de las noticias en un programa semanal. No había celulares, ni internet. Ganó el “Globito” 2 a 0 con un golazo de Patricio Hernández (le entró con la zurda a un tiro libre tal como aprendió en su casa pincha) y lo liquidó Sergio Omar Saturno, a los 22 minutos del segundo tiempo, siendo expulsado al siguiente minuto Edgardo “El Ruso” Prátola por juego brusco. 1 Yorno, 2 Prátola, 3 Ramírez, 4 Erbín, 5 Soto, 6 Trotta, 7 Peinado (capitán), 8 Ortega, 9 Noremberg, 10 Ruben Capria, 11 Freddy Vera. Raro que la numeración no haya sido “cambiada”, ya que en una época triunfal Estudiantes le asignó al marcapunta derecho la número 2 y no la 4; o al líbero en cambio de la 2, la 3 y así sucesivamente… No eran tiempos para cábala. Estudiantes venía mal y especialmente en racha pobre de visitante…
Aquel lunes gris, cuando el Tiburón Serrizuela amagó a darle un bombazo y Patricio la acarició como a la mamá, se desmoronó Estudiantes, tanto como esta noche cuando Cristaldo tomó un tiro penal con toda la confianza en sí mismo, pateando como se debe patear. Iba media hora de juego.
“Con este resultado (0-1) Estudiantes entra en el último puesto de la clasificación a la Sudamericana” cuenta por la misma radio Provincia Gonzalo Del Rivero —el hijo del Topo, aquel al que tuve el gusto y el honor de pasarle la información en mi debut profesional—.
Los tres puntos vitales acercan al local a la próxima Libertadores, pero también sigilosamente hacia un primer puesto de la Liga. Nadie cantaba el “vamos a salir campeones”, por ahí quien te dice, si Boca afloja. Por ahora, hablar de eso es como hacer “humo” (dicen los pibes), una humareda como se ha visto toda la vida en su barrio de La Quema.
El esfuerzo del once que presentó Pablo Quatrocchi no es menor. Se recompuso de un arranque donde las llegadas de Huracán parecían las de un púgil con hambre de victoria. Pasó el tembladeral y apareció el “silencioso canto del visitante”, el 1 a 1 de Leandro Díaz, que en la leonera del área la mató de pecho ejerciendo el control de su cuerpo grandote en una definición estupenda, mientras iba cayéndose, empalmándola como lo hacen los grandes. Anda “rachero” Díaz, sexto gol en cinco partidos (a Tucumán y Huracán de vista; a Colón y a Lanús en casa). “Loco”… como Julio Gagliardo, como el paraguayo Gabriel González o como Martín Palermo. Locos todos, en el apodo y en alguna cosa de la forma de ser.
Los delanteros de blanco siguen ávidos. Cordero y Cocaro (con bigotitos como en los años treintas lucía Masantonio) van a ser un trabajo arduo para la defensa. Y el segundo tiempo será peleado, como una de Ringo Bonavena, el gran campeón de boxeo que surgió de las entrañas huracanenses, un hincha símbolo del tiempo en que Huracán fue campeón en 1973. Del archivo sale una publicidad de 1965 en el diario El Día (un 19 de noviembre, cumpleaños de La Plata): Bonavena invitado especial del Club Estudiantes de La Plata.
Al piso fue Cocaro porque Lollo desestabilizó su carrera. Como está en el área y no es un ring, en fútbol eso es penal, no hay discusión. Otro penal para Cristaldo, quien sacando su fusil no se dejó intimar por los brazos abiertos de Andujar. Infalible desde los doce pasos: Cristaldo lleva 8 tantos y 7 fueron por su contundencia desde la “pena máxima”. De hecho, Huracán es el equipo con más penales sancionados a su favor (diez, con nueve convertidos).
Particular situación: Manuel Castro es amonestado dos veces, una en cada tiempo y a la misma altura, los 25 minutos. El referí le sacó la segunda amarilla, anotó y olvidó que estaba para “rajarlo”, pero no se dio cuenta del error… Sí Quatrocchi, que al toque lo reemplazó por Piatti. De un tiro de esquina de Piatti, que pasó directo al segundo palo, Mendez cabeceó solo y pudo ser empate…
Estudiantes no pegó y lo mandaron a la lona en el minuto 90 cuando Gudino puso cifras finales.
… Para que el “Globito” siga subiendo: Quinto (trepó hasta donde está River, pero con mejor diferencia de gol), ambos con 44 puntos, a 3 del líder Boca que todaví deberá jugar. Además, está a 2 de entrar a posición de Copa Libertadores y en el fixture tienen a Platense y a Patronato.
Estudiantes vuelve a La Plata, a laburar. La Copa Sudamericana es su meta y ya entrena porque el lunes sale hasta Liniers y los tres puntos son una obligación. La acumulada tiene a Argentinos 63, Huracán 62, Tigre 60, Newell’s y Defensa 59, Estudiantes 58 (hasta aquí ingresan), Tucumán 56, San Lorenzo y Sarmiento 52.
Sí, lleva once sin ganar de visitante, pero la esperanza de la próxima fecha siempre es una motivación extra para los jugadores. No se olvida quien suscribe una racha que llegó a sumar hasta veinte (dos campeonatos enteros, Apertura ’91 y Clausura ’92) sin poder ganar afuera. Era en el manecer de los años noventas, con mi vocación periodística en ciernes.. En esa sequía, curiosamente, se incluye aquella derrota 0-2 en el Palacio, con los goles de Patricio Hernández y de Saturno para Huracán, partido en que fui de reemplazante, ayudante, nada oficial, pero credencial en mano, pude descubrir un tesoro, quedar frente a frente con la profesión, sintiéndome por un día uno más de los periodistas que cubrían el fútbol de primera división. Lo agradeceré a un amigo de la vida.