Es domingo y la radio está como compañera distante, van a transmitir otro partido de Gimnasia que no es uno mas. Solo el sol puede ayudar este día, el tercero que pasa y tratando de acostumbrarnos a no ver más a un amigo. De esa radio sale la voz de un relator que me gusta mucho, Luciano Marcelli, quien hace treinta años cuando empezaba a relatar en Berisso habrá tenido frente a sus ojos a César Gustavo Regueiro. Hoy, en Provincia, su voz describió jugadas de un partido de fútbol y cada tanto nombró a Lolo Regueiro, el hincha fallecido en el estadio de Gimnasia. La tarde en Banfield no tendrá esta vez las inspiraciones del relator, porque también salió a trabajar dolido, y para decir una verdad que suscribo. “Han tocado la fibra íntima del hincha, va a ver un antes y un después, y se van a entender como iguales los simpatizantes de uno y otro club de la ciudad”. Hay otro colega, muy apasionado y al que acostumbró el oído el hincha tripero, Facundo Ache, quien confiesa antes de salir para este encuentro: “Tengo la expectativa en el partido 100% bloqueada”. Y un hincha, otro que quiero mucho, el doctor Gonzalo Giordano, que hace 50 años va a la cancha (y el jueves estuvo con su hija) que le escribe a Ache: “Me pasa exactamente lo mismo”. Hay algo que no se puede transmitir y es el dolor de quienes somos la gente del fútbol, los que vemos pasar una y otra barbaridad como lo hace un espectador que va al tenis… la vemos pasar… Pero esta vez no la tenemos que dejar pasar. Hay que arreglar, subsanar, unirse, reflexionar. Banfield y su gente también se acoplan con un par de banderas. Un trapo verde, alta como un ave, canta con su leyenda lo que es un deseo social: “Justicia por Lolo”.

Gimnasia jugó con la camiseta en la mano, más que con el contrato. Ya en la previa atendió a un grupo de hinchas que no podía parar de pensar en lo que pasó. “Estamos juntos”, les dice Rodrigo Rey. El equipo salió a la cancha con una camiseta negra. Profesionales que deben salir a trabajar, pero que también están tocados por lo que pudo haber sido otra “Puerta 12”, una masacre por negligencia en el estadio de River (23/6/1968, 71 muertes, en un superclásico).
El fútbol nos pinta tal cual somos. La fecha 24 arrancaba como una expresión de la agonía que parece estar viviéndose. Partidos anteriores al del Lobo finalizaron con goles agónicos… Barracas metió uno en el minuto 93 y Sarmiento se lo empató en el 95; San Lorenzo venció con un penal en el minuto ¡101! ante Vélez; Colón le hizo el 2 a 1 a Platense a los 90. A poco de una muerte en un estadio, los libres albedríos de quienes organizan campeonatos deciden que “el show debe continuar”.
Gimnasia mete el gol a los 9 minutos, el tiempo exacto que corría del “no partido” con Boca, el minuto cuando no se pudo continuar. Eric Ramírez es el goleador que llevando sus brazos al cielo nos traerá otra vez al hincha desaparecido, al ex jugador que alguna vez vistió esa camiseta en divisiones inferiores, el talentoso que andaba ganando partidos y campeones en los clubes modestos de la liga de nuestra ciudad: Villa Lenci, El Argentino, Los Tolosanos, Unidos de Olmos, todas camisetas en las que ganó amigos y torneos llenando su boca de gol como lo hizo Eric, con toda el alma.

Minuto 9. Ramírez logra el gol para comenzar un triunfo que todo el plantel y cuerpo técnico le dedicaron a la familia Regueiro

De pronto, recuerdo los tiempos en que las hinchadas iban de visitante. Estoy seguro que hace veinte años Lolo, sus hermanos y el hijo varón, entre cientos de triperos, gozaron en esta cancha con el debut de Lucas Lobos, aquel flaquito que había jugado en la Liga Amateur y en poco tiempo se convirtirá en una figura profesional. “Army” debutó en un Banfield-Gimnasia, lo llevamos en la retina los viejos “liguistas”, aunque para saber la fecha hay que revisar el archivo en la computadora: fue el domingo 9 de septiembre de 2001, ganó el Tripero por 3 a 2 con goles de Messera, Castillo y Sava (¡el Colorado la metió con la mano!), y para el Taladro gritaron el Bilos y “Garrafa” Sánchez. A los 41 del segundo tiempo salió “El Caio” Enría y entró Lobos, el que pegó el salto histórico de Unidos de Olmos a la Primera del Viejo Griguol. En Olmos se había retirado el “Lolo” Regueiro. Vaya que la vida está hecha tanto de lo agradable como de lo desagradable, porque a los dos días de aquel partido el mundo asistía a una tragedia, la de los aviones que derribaron las Torres Gemelas.
Cuando se juega con los dientes apretados y dando el máximo, tipos como Brahian Aleman son capaces de levantar el aplauso de todo hincha, hasta la envidia de alguno del equipo rival. A los 41 minutos no dio por perdida una pelota y el “10” le cruzó la pelota al arquero: 2 a 0.

Con esta camiseta apareciò Gimnasia y Esgrima La Plata, haciendo alusión a la represión policial del pasado jueves (foto: Alfredo Luna, agencia Telam)

Banfield no encontrará el eje ni con los cambios, pero sí encontraría la chance de acercarse mediante un penal bien sancionado, a los 27 del segundo tiempo. Pero Rodrigo Rey le dará otra alegría al hincha y sacará la pelota de forma estupenda. Quien sabe apreciar el detalle, el arquero esperó hasta último momento a que Ramiro Enrique impacte el balón y recién allí decidió tirarse, con fuerza de piernas, llegando desde la mitad del arco hacia el palo derecho. Otro aspecto curioso de Rey: se paró un metro atrás de la línea del arco para tomar el envión y evitar que le cobren que se adelantó.

El penal que Rey le desvía a Enrique (captura de pantalla)

Esa fue la ocasión que tenía el local para intentar una reacción. Y Gimnasia, con solvencia en todas sus líneas, se quedó con los tres puntos, una victoria que desde el 2003 no se le daba en este estadio contando el historial en Primera A, ya que en el Nacional B en 2013 había ganado. El partido llegó a su fin. Se vivió con una moderada alegría en el plantel. Cuando la TV buscó la palabra de los goleadores, se podía ver con transparencia lo que había adentro. “Es shokeante, seguimos pensando en lo que pasó… Queremos aprovechar para dar el pésame a la familia del Lolo, estamos con ellos”, dijo Aleman. “Hay chicos que todavía están con lo del otro día, pero teníamos que venir, jugar y ganar. Estamos con la familia de Lolo, para todos ellos y para toda la familia de Gimnasia, este triunfo”, indicó Ramírez.

En nuestra ciudad, a esa hora, jugaba Círculo Tolosano. Los muchachos salieron con una bandera “Lolo siempre presente”. Entre los once había uno que conoce muy bien a toda la familia Regueiro. Ariel Cora, el número 9 de la Primera, puso el corazón y le costó entrar motivado, después de una semana en que su madre quedó internada y al mismo tiempo la vida le arrebataba al maestro, al DT que en fútbol infantil le hablaba tanto. Ariel dice con orgullo puro que es uno de los pocos jugadores que tuvo Regueiro y que hoy sigue jugando a nivel oficial. Hubo otro que llegó a profesional (jugó en el ascenso de AFA para Defensores de Belgrano y Villa San Carlos), pero ya está retirado: Santiago Sommariva.
“Era una gran persona, ibas a la casa y te ofrecía hasta lo que no tenía. Me quedo con los mejores recuerdos”, afirmó Cora, después de terminar su partido en la cancha de Peñarol de Olmos con la camiseta azul transpirada. A su manera, el plantel de CCT homenajeó al Lolo.

Círculo Cultural Tolosano, el último club donde “Lolo” Regueiro sembró y cosechó amistades. Uno de los niños que había dirigido, Ariel Cora, está hoy en esta Primera del club amateur

Como si estuviese detrás del alambre, se nos aparece él. Ese hombre con semblante feliz que amó a su mujer y a los hijos y dieciséis nietos, tanto como a Gimnasia. En la brisa dominguera llega para quebrar la monotonía con algún chiste, o tarareando una canción, así en su barrio como en el laburo municipal, antes en el camión, arreglando las calles de la ciudad, o haciendo mantenimiento. Siempre con amor. El amor que me llevó a recordar a mi padre, que en pandemia se me fue casi sin avisar, o tal vez sabiendo que se iba y dejando como podía alguna señal, como si supiera antes de partir que somos (más allá de los líos materiales) un haz de luz, de eternidad. Así como lo hizo el Lolo con los suyos, poniéndole canciones a los problemas.
Pasó un día más. Pasó el partido, pero no uno más. Y la radio que dejé encendida informa que el miércoles vuelve a jugar Gimnasia, pero no confirman dónde. Algunos no creen que se pueda dar alcance a los de arriba. Pero no importa demasiado ahora. Y la gente quiere ir al Bosque, como hacía el Lolo, para encontrarse con la gente amiga.
Lo cierto es que en el estadio de Banfield, hubo un ganador con todas las ganas. Más ganas de festejar que nunca, aunque sea con ganas y bronca. Un equipo que fue mitad Lobo y mitad Lolo.

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