Mil historias y ningún gol
Por Gabriel López
Amable lector, sepa disculpar, pero este Platense 0 Estudiantes 0 no empezó ni terminó el domingo en Vicente López; para este cronista, tuvo añoranza de potrero, de uno que en Berisso llamábamos “Los Pocitos”, donde para hacer un gol había que triangular con amigos, hacer equilibrio ante tantos desniveles, matitas de pasto y zancadillas de amigos. En ese lugar en el mundo se conocieron en los años ochenta Alfredo Enrique Rodríguez (el entrenador de arqueros de Platense) y Christian Andrés Serrano (cuerpo técnico de Estudiantes), que cada uno con sus conclusiones del empate por la Liga Argentina, cuando se saludaron volvieron a ver encontrar un pedacito de barrio. Hoy uno es ayudante de Omar De Felippe y el otro de Zielinski, y volvieron cada uno para su casa pensando en seguir mejorando. No hay otra que trabajar.
No fue fácil para el Pincha esta fecha decimoséptima de visitante. “Romper el maleficio en esa cancha donde ganó dos de los últimos nueve partidos”, advertía la web oficial de Estudiantes. La última vez que los colores estuvieron allí fue en 1998, un domingo 13 de diciembre, cuando Aníbal Hay dejó el arbitraje y el Pincha cerró el Clausura con un hecho inédito: no recibió ni una sola tarjeta roja en todo el torneo (dos jugadores sumaron sanciones por llegar a 5 amarillas, Juan Azconzabal y Jorge Jimenez). Eran los tiempos de Patricio José Hernández en la conducción táctica y de Edgardo Valente —otro berissense— en la presidencia. Esa tarde de verano ganó el “Calamar” 3 a 2, con un cabezazo de Pablo Erbín.
Gran transmisión de Provincia con una hora de previa. “Un partido de fútbol transmitido por radio es un plato único que se cocina entre cada relator y cada oyente. El que se transmite por televisión es comida chatarra”, dijo el escritor y psicólogo Pablo Melicchilo. La voz vibrante de Sergio Ravenna hicieron que muchos tiros pasaran más cerca, pero hubo dos que no tuvieron explicación: un tiro libre de Mauro Zárate que buscó la ratonera y encontró a Andujar revolcado como un gato; y más tarde, en el mismo arco de la popular “Goyeneche”, el mismo Zárate le sacudió con ganas y la paloma blanca no entró porque no quiso ir a dormir adentro… ¡Caprichosa!
Cuando se acomodó el visitante, tuvo a su otro Mauro de jerarquía, con una que pasó afuera (mal dicho “opción de gol”, porque nadie opta entre convertir o tirarla afuera).
Con éste van 7 que Estudiantes no puede ganar afuera; “no sea cosa que se te ocurra hoy conmigo, Ruso”, parecía decirle en el cine mudo de los bancos Omar Osvaldo De Felippe a su colega Ricardo Alberto Zielinski. Trabajaron juntos en San Telmo, en la B Metropolitana, tercera categoría de la AFA.
Zielinski, que allí recibió el apodo de “Ruso” como jugador del “Candombero”, le dio una mano a Omar que estaba sin trabajo. “El club estaba muy mal, yéndose al descenso. Le di una mano a Omar, que estaba sin laburo. Le aclaré que probablemente no cobráramos, pero que era un desafío y nos iba a servir. ¡Nos salvamos!”.
Hablando de técnicos, vaya una lista de los que dirigieron las dos camisetas: Alberto Zozaya, Miguel Ignomiriello, José Yudica, Eduardo Manera y Daniel Córdoba.
El tiempo vuela, como el primer tiempo. Platense sigue siendo revelación, y solo tiene a favor el viento que lo trajo del Nacional. Pero en verdad da muchas ventajas al tener en su plantel a “un paisano de cada pueblo”, muchos pibes a préstamo, cedidos por clubes grandes, pasando a ser la “vidriera” esta camiseta Marrón con historia pero ya olvidado de lo que era pisar Primera A. No es fácil volver después de varios años a la sombra diría Juan Carlos Baglietto. Hablando de música qué linda idea poner en el entretiempo ese tema Dios y el Diablo en el taller cuando parafrasea “la radio que habla sola y que transmite el empate de Ferro y de Platense… ¡cero a cero!”. Va a pasar eso, pero con Estudiantes de por medio, y esperando alguna jugada de su libreto histórico, la pelota parada, como aquel córner que al reanudarse el juego tuvo la aparición de Noguera con su cabezazo y ¡clinch!, salvada en el palo.
Platense, incluyendo sus presiones para permanecer en la divisional, tenían más consistencia a la hora de avanzar metros. “Triangulaciones” le dicen, una verdad del fútbol. De estas cosas me da lindas explicaciones teóricas Héctor Oscar Massa, DT jubilado del fútbol profesional, que lo sigue con la oreja pegada a la radio mientras atiende con sus antigüedades en la Feria del Parque Saavedra (calle 12 y 66, con colecciones de El Gráfico, Goles, Mundo Deportivo y otras reliquias). “Cacho” también nació en Berisso y recuerda aquel Metro ’67 cuando la semifinal de Estudiantes 4 Platense 3 “fue el día que cambió la historia”, y allí estuvo, “yendo a La Boca con la barra de pibes de la Cuarta de Estrella, imagínate lo que fue esa fiesta”.
El encuentro se entrecorta un poco y en eso hay culpa del reglamento al habilitar a los bancos hacer tantos cambios; pensar que antes no estaban permitidos, y por citar el caso de aquella semifinal del ’67, cuando se lesionó Henry Barale a los 29 del primer tiempo, el Pincha quedó con diez (solo podía entrar un arquero como suplente). Y otro poco se cortó el fluido espectáculo porque al Pincha no le quedó otra, y acumuló amarillas para Morel, para Mendez (por foules violentos), para Pellegrino (por pisotón) y para Noguera (agarrón cuando un delantero ya iba pensando en romper el cero).
Rafael Sastre, radicado hace año y medio en Miramar, después de su placentera caminata por la playa, ya vivía una tarde de emociones futboleras. A la misma hora del domingo jugaban sus tres camisetas queridas, Estudiantes (lo vio por Espn Premium), Everton (miró de reojo el celular, una transmisión por Youtube) y buscó enterarse del clásico de su país natal, Uruguay, ya que Rafa es también de Nacional. “Bastante bien, saqué 7 de 9. Ganó Nacional, ganó Everton y empató Estudiantes”.
El partido se acabó en Vicente López, La tabla de la Liga Profesional tiene a Platense con 26, y a Estudiantes con 23. Los dos volverán a sus acciones este viernes, interesados por las otras tablas. Al “Calamar”, la de los promedios (ahora va a Paraná) y al “León” la de la Libertadores (recibirá a Racing, equipo con el que discute las posiciones por las copas).
No hay fútbol bien vivido sin los pies en la tierra. No habrá posibilidad de ser feliz si no se valora el pasado y lo que tenes mientras tanto perseguís una meta. Por eso, la alegría de De Felippe tras el careo con el periodismo. –¿Cómo viste el partido hoy? -¡Con calor! La verdad que estaba lindo (Omar entrecerró los ojos y con ese perfume de vestuario que trae en la sangre, pasó a la respuesta más diáfana). “Me gustó mucho el equipo, y logramos un funcionamiento mejor que contra Argentinos y eso que no pudimos ganar. No pudimos embocar las situaciones. Nos vamos contentos de cara al futuro”.
Por esas horas de la tarde, su entrenador de arqueros, Rodríguez, se abrazaba a Serrano y aparecía un sentimiento que los une desde siempre, Berisso, el barrio y la camiseta de Estrella a la que defendieron juntos en 1995, la tarde que inauguraron la cancha, eran el “1” y el “3”, El Mono y el Cabezón.
Al igual que Zielinski y De Felippe, que hace décadas la pelearon desde abajo como técnicos de aquel San Telmo.
Son esas pequeñas cosas que hacen ver lo bueno cuando no se puede ganar.