Mariano Cowen, el presidente tripero con más aires de jugador de fútbol
Lo que no le dieron las piernas, se lo dio la inteligencia. Así podría definirse la relación sentimental de un platense que a los 54 años se transformó en Presidente de uno de los clubes más antigüos del continente. Un hombre de mentalidad recta que luego de pasar por dos derrotas en las anteriores contiendas poíticas, supo de sus convicciones y hoy disfruta de un día especial. El muchacho que quiso ser delantero de la Primera pero no llegó y siguió amando el fútbol. Anoche, los socios del Club de Gimnasia y Esgrima La Plata le dieron la cantidad de votos suficientes para ocupar ese sitial. Mariano Cowen, con ustedes.
Nació el 25 de enero de 1968 en La Plata. Su infancia transcurrió en Villa Lenci, en una casa de la calle 22, entre 69 y 70. Allí, a un par de cuadras de la avenida 72, por su abuelo y su padre (ambos socios) y por el fanataje albiazul que poblaba una zona con muchos campitos y baldìos. Su relación con una pelota nació en LIFIPA, cuando se inscribió en Toronto City. Pero estaba encantado con la leyenda del “Lobo” y fue a probarse con 13 años y se quedó en la Novena división.
Las esperas del micro 508, durante seis largos años, no eran problema si estar cerca de Gimnasia era al fin el motivo del viaje. Su casa después del colegio fue ese estadio del Bosque, donde en 1984 tuvo la alegría más grande al gritar el ascenso ante Racing, aquel 4 a 2 y la vuelta a Primera después de cinco años en la Primera B, y el coro placentero de “vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar… Que de la mano, de Nito Veiga…” En pocos días iba a cumplir diecisiete años.
Jugar en las Divisiones Juveniles era entonces ver levantar una polvareda en cada arranque de Cowen, delantero de la 68. Todavía no había otro campo auxiliar que ese donde jugaban los partidos cada sábado, sobre avenida 60, detrás de El Chaparral, la parrilla de 60 y 118. “Recuerdo a un gran dirigente del fútbol amateur, Rodolfo Dujmovich, que tenía un comercio La Galletera y por supuesto que nos traía galletas, en eso sí abundábamos”, sonríe al evocar quien se crió en la sencillez.
En el tàndem del ataque le pedía a gritos el centro a un puntero derecho que llegaría a la Selección mayor y al fútbol italiano, Mauro Airez, “El Potrillo de Verónica”, actualmente radicado en Portugal.
En su alma atesora el momento exacto en que gritó su último gol, en Cuarta, ante Independiente, ganaron 2 a 1 de locales con goles del berissense Rodolfo “Puchi” López y Mariano Hernán Cowen, como lo informó una página deportiva de El Día. Temporada 1986.
Al año siguiente Mariano alternó en partidos preliminares (¡cuando se jugaba el mismo día que la Primera y casi a cancha llena!). Ese año 1987 significó el orgullo de los 100 años del Club, pero para Mariano, a los 20 años, el desengaño de no poder seguir, ya que Cowen y tantos otros fueron dejados en libertad de acción por decisión de Eduardo Solari, el técnico del plantel superior.
Estudió hasta recibirse de escribano y de abogado y en la rama del Derecho ejerció la docencia. Nunca dejó los libros, ni la cancha. Cuando recibió el “título” de padre siempre acompañò en sus deseos de fútbol a su crío, llegando a fichar en juveniles de Villa San Carlos.
En una entrevista que concedió a este periodista hace dos años, durante la producción de un libro en homenaje a Héctor “Cacho” Delmar (será presentado el año que viene) Mariano recordó una anécdota junto al 5 veces presidente, todo un récord en la política tripera. “Si alguien fue elegido 5 veces evidentemente es diferente, tocado por la varita. Me acuerdo la primera vez que me postulé, campaña del 2016, yo iba a hablar con Flavio Gliemmo al estudio jurídico del recordado Vasco Irisarri. Cuando entré, estaba Cacho, ya retirado, que no me conoció. La anécdota es que cuando le preguntamos por quién iba, dijo ‘voy a votar a Cowen’. ¡Ese soy yo!, le dije”. Aquellas elecciones, el que venció fue el que recién acaba de salir del juego, Gabriel Pellegrino.
Otro ex mandatario mens sana, Norberto “Coco” Sánchez, quien organizó varias charlas con el fin de que la política del club siga un proyecto y cierta uniformidad de criterios, reconoció que “Cowen estuvo siempre que lo llamé, demostró algo que es muy importante, la humildad, y tiene un alto concepto de cómo debe trabajarse en una entidad de bien público”.
Mariano se dio algún gustito en 2018 cuando el equipo de veteranos lo convocó para jugar en el Súper Senior. Ganó dos títulos en el año y respondió con goles en partidos definitorios, como el que le hizo a Camioneros en la final que ganaron por 2 a 1. Entre otros, aquella noche compartió cancha con ex profesionales de los ochenta (Jorge Merlo, Rolando Mannarino) y de los noventa (Mario Saccone, Gustavo Dueña), las figuras de aquel combinado que armó Fabián Noce (primo del histórico arquero).
Cuando la pandemia pasó, no dudó en volver al encuentro con amigos. Se puso la camiseta azul alternativa, se presentó en una cancha de la ruta 36 y le metió un precioso gol de tiro libre a un combinado de Estudiantes. “¡Grande, Mariano!”, se escuchó en el banco. Ese grupo fue bautizado “Los Mariscales” y tuvo a otros caudillos de viejas épocas del fútbol nacional, Oscar Olivera y Daniel Pighìn. La primera caída en político no lo dejó de brazos cruzados y en 2019 volvió a confiar en su plan y su sueño de llegar a ser el titular gimnasista, en esa ocasión, apoyado en la fórmula por el recordado Julio “Chachi” Alonso, quien partió este año. Ningún problema en asumir la derrota en las urnas, siempre optimista, buscará una chance tres años más tarde.
En su haber, un curso de Director Técnico de fútbol, y el interés en la formación profesional en lo que apostó hasta ganar: el dirigente. “Se busca un empresario con plata, pero lo económico no implica que se está preparado para gestionar un club, una asociación civil sin fines de lucro”, reconoce. En la universidad “Carlos III” de Madrid obtuvo la diplomatura de Liderazgo Inclusivo, con temas como la comunicación estratégica y el manejo de crisis. Y también pasó por las aulas de la Universidad de Barcelona, donde aprendió con la Fundación Cruyff concepto de trabajo en fútbol.
En marzo de este año asumió la Administración del Hipódromo de La Plata.
A no dudar que tomó el timón dirigencial un futbolero con todos los condimentos, el de un ex que no llegó a firmar contrato pero que luchó con valores, un soñador que continúa abierto a la citación siempre y cuando esté la azul y blanca en algún picado. Aquel delantero que llevaba la sed de gloria al lado de Mauro Airez. Ojalá que en la Presidencia sea un lugar donde la toma de decisiones, y en equipo, sea la gran revancha que le tenía reservada su vida enamorada de Gimnasia.