Le metimos picante
Después de Arabia, otro rival viste de atuendo verdolaga, con tribunas con demasiados tonos de camisetas de México, y abajo el “verde césped”, cual página de un libro que quieren escribir los jugadores, para “volver a las bases” (¿quiso decir a las fuentes?), tal como reclamaba Messi el mismo día del debut. La cinta de nuestro capitán también es verde, y para quienes buscan las señales, el exceso de este color me llega al watshapp con la foto de un amigo que cuelga la bandera de Argentina en su balcón de avenida 7, pero en primer plano estàn las plantas, verdes como esta primavera mundialista.
A las cuatro de la tarde, con humedad y calor que son más imbancables que los mediocampistas de México, empezó a correr el reloj de los 90 minutos. Difícil llegar al área, pero más difícil es que te toque laburar con “la calor” que azotó a Buenos Aires. Ajíes picantes eran las faltas tácticos del equipo de Gerardo Martino. La posesiòn de la pelota era albiceleste, pero el arquero quedaba tan lejos como de Qatar a mi casa de La Plata.
Hablando de la ciudad con sus 140 años, el preparador físico de Argentina es un hijo de estas calles, de La Favela, y va a ser un protagonista insólito cuando a los 23 minutos (tras recibir órdenes del director técnico Scaloni) se va a dar la vueltita con disimulo para aparecer del otro lateral, frente al banco donde debía estar y sentado. Luis Martín le fue a gritar a Marcos Acuña un tema posicional. “¡Huevo!, ¡Huevooo!”, se oyó por la TV el inconfundible tono del querido ex jugador que se formara en la Liga Amateur Platense. Luis se “camufló” detrás de una hilera de fotógrafos y estuvo entre 3 y 5 minutos buscando dar esa orden; y una vez que cumplió el plan, se volvió al trotecito.
También se apuraba Di Maria en una ofensiva por la izquierda, a la carrera, veloz como un “galgo”, tal como lo apodaron a Scaloni en sus años en el Pincha. Ganó corner Angelito a los 32.
Tiro libre a los 33, y la barba de Messi, el “Cristo” del fútbol argentino, pero responde con los puños Ochoa… ¿Sabes cual es el apellido que tiene más letras A…? Ocho-a, un viejo chiste que hacía mi papá.
Jugadas bien concebidas y mal terminadas. El fútbol es un deporte y un juego, aunque en estas instancias muchos se extralimiten y piensen que sea cosa de la Patria. La pelota en un “fleeper”, todo se circunscribía al mediocampo, y en ese vaivén, cada vez que se iba afuera y reponía México, demoraban más de la cuenta. “Movete Argentina, movete, movete dejá de joder…” baja nítido. Ya habían calmado los más furiosos que cruzaron insultos y algunos golpes de puño en la previa.
A los 40 minutos entra Gutiérrez y se va Guardado, un histórico que jugó en los Mundiales de 2006 y 2010). Lo saluda Scaloni al rival lesionado. Y uno saluda al entrenador por su gesto.
Ultima jugada del primer acto cuando apareció la mejor acción colectiva de la Argentina. Todo el toque se ganó un corner, y al salir la pelota rechazada, cuando dos jugadores nuestros iban a generar un ataque, el árbiro italiano lo detiene. ¡Eso no está en el reglamento! Debe continuar el juego hasta que la pelota se haya ido del campo y ahí se termina.
Entretiempo. Voy a pegar la oreja a dos radios históricas, las AM que tantas emociones trajeron en los Mundiales. Rivadavia no relató, tiene al aire “Tres hemisferios” donde preguntan “¿cuál fue tu mejor viaje este año?”. Cambiando el dial a Continental, oh sorpresa, está “Campeones”, programa de automovilismo. Las noticias del boletín informativo daban cuenta de “incendios forestales en el Valle Traslasierra, Córdoba, por el calor y la sequía”.
Sequía del equipo argentino, que sigue en los primeros minutos, cuando Messi tiró desviado un tiro libre desde buena posición. Y el comentarista de la TV Pública se queja: “Di Maria el único que agarra la pelota, Lautaro aislado”, decía MM, Matías Martin.
Atención porque la letra M será protagonista del guión futbolístico con actores que empiezan con esa letra. Entra Molina por Montiel, y sale Martínez porque ingresó Alvarez. También se fueron Mc Allister y Di María.
Minuto 64 y Messi nos da la mayor alegría en lo que va del torneo. “Su octavo gol en Mundiales”, tiró el histórico vestuarista Titi Fernández. Y un rato después Molina casi lo liquida, pero al calzar la globa con el empeine se va desviado.
Siguiendo con la M… Martino mira el reloj y masca un chicle maldiciendo con un gesto. México no puede salir de su propia telaraña. Crece Messi (con el juego de hoy superó el récord de Maradona en cantidad de partidos en un Mundial). En las plateas se hace “la ola”, celebración que hace tiempo inventaron los mexicanos en su propia Copa del 86 (un año después nacía Messi, en el 87).
En esos goces espirituales estábamos en plena tarde, cuando el minuto 86 nos dice de qué está hecho el futbolista argentino. Apareció un pibe de 21 años con destino de grande, Enzo Fernández, para besarse la camiseta y definir el triunfo 2 a 0.
“Venimos a dejar la vida”, gritaba enloquecido el relator, con una pobreza lingüística que no colabora con el manejo de las emociones. La vida no es el fútbol, como el fútbol no es la patria. A lo sumo, para el jugador profesional es un trabajo, como lo es para el periodista.
En el mismo grupo ganó Polonia, y será el miércoles nuestro rival de turno, en la última fecha antes de la fase del “mano a mano”. Ah, el gol polaco lo hizo Zielinski, pero no es el Ruso que dirigía a Estudiantes (aparte el DT termina en “y”). Vale escribirlo, porque recién hoy para los argentinos empezó el Mundial. Ahora sí.