¡Veintinueveee!… ¡veintinueveeee!” grita un niño mirando la pantalla LED, mientras todos rugen de gol. El niño de unos cinco años queda maravillado por el gol, por el griterío y por el cartel luminoso donde aparece en tamaño gigante el jugador autor de la conquista. El estadio “Jorge Luis Hirschi”, el UNO, es el primer estadio de grandes dimensiones del país en lograr tantos chiches juntos, 100% iluminado con LED, ahorrando energía, tecnología Philipp Arena Visión LED que ya está en 115 estadios del mundo, entre ellos el Wanda Metropolitano del Atlético Madrid, el Juventus Stadium y el Stamford Bridge del Chelsea.
El gol fue a los 29 minutos del primer tiempo. Debe ser que el niño aprendió a contar y el cartel le muestra los minutos en números gigantes. La cara feliz es como la de Mauro Boselli, de profesión goleador, que definió con suma elegancia, empalmando una pedacito de botín con la pelota que desvió su curso; antes, Zapiola centreó a rastrón, con el viejo “buscapié”. Fue en el arco donde una noche Verón eludió a cinco brasileños en una final de América y al salirle el arquero se la tocó a un costado; el mismo arco donde una tarde Infante ensayó una rabona desde 35 metros y la pelota más pesada que la actual se metió en la red; donde Hirschi (con otra pelota más dura) “pateó un córner en forma tan admirable que lo convirtió en gol” (hallazgo reciente de Guido Martinaschi, un estudioso de Estudiantes, miembro del gran Museo del club, que subió la historia antes no conocida, en lo que podría ser el primer gol olímpico del que se tenga registro en nuestro fútbol argentino).
Boselli, allí en 57, anoche anotó el único gol de Estudiantes 1 Racing Club 0, en un partido donde se festejaron otros dos pero no se contaron en esta versión de deshojar la margarita que simboliza la espera del VAR, cuando se analizan las jugada dudosas. Ese “Válido” o “No válido”, como pone la maquinita de los empleados de UTEDYC en el escaneo del ingreso del público.

Y ayer, entre el público presente, otra vez los clubes de fútbol infantil se encontraron unidos en el sector del codito, y el placer fue doble, por ver un partido de Primera y por la felicidad de algunas caras que lo vieron por primera vez. Allí vimos a Christian Irisarri, estimado delegado de CRISFA, con su corazón paternalista cuidando de los pibes y en un respetuoso silencio de “visitante” haciendo fuerza por Racing; por los colores que lo atravesaron desde chico, cuando nació en Bavio y jugó en Racing de ese pueblo. “¡Chicos, guarden los celulares que se les puede caer”. El grupo la pasó fenomenal, al igual que los de AFI Las Malvinas y Asociación Brandsen. También llegaron pequeños que forman parte de un merendero.

Parte del grupo de chicos de CRISFA, con un caballero como Irisarri (a la izquierda), quien ha sido siempre racinguista, y fue feliz acompañando la alegría de los chicos

Reluciente, el nuevo Estadio es aprovechado para esta propuesta social que excede los 90 minutos del juego, que va al corazón de los pibes y las pibas de cada barrio. Y aunando voluntades, la nueva Fundación Estudiantes hace que en cada jornada de local, con apoyo de agrupaciones y con una organización ejemplar, este estadio se pueble de mayor magia aún con las delegaciones infantiles. La noche solo tuvo un problema, los pocos grados de temperatura, ya que el que no saltaba, se congelaba los pies y las narices. Entre los cambios culturales que trajo aparejada la cancha, uno se dispuesto a romper barreras impuestas, jugar sin alambrados, y en eso hay toda una intención que apunta a un espectáculo sin estándares de violencia. ¡A seguir trabajando! ¡En esto Estudiantes debe seguir dando el ejemplo, como también lo hace “Racing Social”, que reivindica el deporte con todos sus valores y salpica de entusiasmo a miles de chicos.
… Todo cambia. Hace 60 años no había televisados siquiera. Hace 60 años, en 1962, Estudiantes tenía delanteros que realmente jugaban más por la camiseta, porque cobrar premios era directamente imposible. “Cuando venían a jugar River o Boca, o en un clásico, la recaudación mejoraba y entonces ahí nos podían pagar los sueldos”, me dice
Ruben Koroch, un caballero que fue futbolista y luego secretario técnico de los Pincharratas. Junto a su amada Elsa recibió en su casa de plaza Irigoyen (61 y 16) a este periodista. Apenas colgó los botines Koroch estrenó una función administrativa, que tuvo un debut a lo grade. Fue el enlace entre la Comisión Directiva y las necesidades de los futbolistas que conducía Zubeldía, disfrutando de todos los campeonatos, empezando por el Metropolitano 1967, cuando justamente le ganó a Racing una final, 3 a 0, equipo académico que ese año terminará siendo campeón de América y del Mundo. El Racing que entre tantos caudillos tenía a Juan Carlos Rulli, el mismo que se había iniciado en Estudiantes y que en una dramática lucha por el descenso (en 1962), en una última fecha metió el gol que mantuvo al albirrojo en la 1ª División. Ese Rulli que salvó al Pincha de un descenso y después le dio el pase a Cárdenas para el gol que permitió traer a la Argentina el primer trofeo europeo sudamericano, cosa linda que le pertenece a Racing para siempre. Y al otro año lo hizo Estudiantes. Mire si serán históricos.
Aquel equipo de oro de Racing que ganó todo tenía de preparador físico a Rufino Ojeda (el de la casa de deportes de Berisso) que había empezado como profe de atletismo en Estudiantes. Tengo más. Cuando Estudiantes se salvó en el ’62 tuvo de entrenador a Saúl Ongaro, que en el ’61 habia llevado a Racing a dar la vuelta olímpica.
Hay figuras que realmente da gusto escuchar. Rulli y Koroch, que ya han pasado los ochenta pirulos y siguen el fútbol en la comodidad de sus hogares, lugar que siempre será más seguro que el mejor estadio del mundo.

Ruben Koroch, el cordobés de San Francisco que llegó jovencito a Estudiantes y se quedó a vivir para siempre en la ciudad. En la foto, con el periodista Gabriel López

Entretiempo. La charla del café, aunque no esté el vendedor y se pierda un buen negocio con el “ofri” que hacía. Los muchachos debaten, charlan, opinan del 1 a 0 y el Mencho Beltrán que invita a unos ex jugadores que aún pueden jugar, porque se viene un nuevo desafío Seniors donde pondrán en juego la Copa Eduardo Bocha Flores. “El grupo de mayores de 50 años venimos de jugar la final de la Copa Mauricio Perotti y ahora vamos por otro campeonato donde todo lo recaudado va a la Fundación Estudiantes. El miércoles hacemos una reunión, vamos a invitar a varios equipos”, le cuenta el Mencho al Polilla López y al Narigón Pascuale, a quienes cruzó en el bajo tribuna de 115. Los tres tienen en común el amor por Estudiantes y la camiseta de For Ever porque jugaron juntos y ascendieron como campeones allá por 1995 en la Liga Platense de Fútbol.

Una parte del estadio que evoca al viejo tablón. Los amigos son el Narigón Pascuale, el Polilla López y el Mencho Beltrán.

Segundo tiempo. El Pincha convirtió magistralmente el 2 a 0 por obra de arte de Franquito Zapiola, pero el árbitro es avisado al audífono por Arasa, el hombre VAR, apostado en Ezeiza. Pasaban los minutos y el gol quedó atragantado en la boca de todos los pincharratas. El Robocop del VAR con sus poderes juzgarán lo que el ojo humano no puedo apreciar en el momento en que trancurre la jugada. ¿Y si alguien pensara en humanizar la competencia? ¿Tan lejos pudo llegar la tele y la tecnología? “Me tienen las pelotas infladas” me dice un hincha que se quedó sin poder acceder por Aplicación UNO a una entrada a su lugar de siempre, tribuna de 57, pero el ranking de puntos de socio le permitió sacar y conseguir para el codito. Fue casi por un pelito —como decía mi viejo—, que cambiaron la determinación. Fue off side. Devuelvan la pelota los que querían sacar del medio…
En una democracia, no podes ir contra los que hicieron la Constitución; y si sos religioso no podes ir contra los mandamientos, pero habría que ajustar el tema en cuestión desde la AFA porque sino van a matar a la gallina de los huevos de oro. Hay gente que dejará de ir al estadio por el VAR.

Diez minutos más tarde sucederá la siguiente jugada que termina en gol, que gritan todos, incluso Leandro Díaz y sus compañeros, pero que deberán esperar la decisión de alguien “desde el más allá”. En Ezeiza, el VAR y el AVAR deciden ver la jugada y concluir que fue off side. No hay caso. Siguen 1 a 0 cuando podían estar 3 a 0.

Crecieron los nervios lógicos del fútbol. Los dos buscaban el pez gordo del gol pero en un mar revuelto de piernas fuertes y marcas pegajosas, algunas extremadamente difíciles, como la que ejercía el paraguayo Jorge Morel sobre quien pasara cerca suyo; el”5″ es todo un pilar de la defensa pincha, casi un Malbernat de los tiempos modernos.
Fernando Gago sacó a dos de sus “distintos”, Cardona y Hauche, en bajo rendimiento. Pero se queda el Negro Alcaraz (el hijo del “Ata”, ex delantero que ascendió con Cambaceres campeón de 1ª C y luego fue ídolo de las canchas de la Liga Amateur Platense) que anda queriendo hacer un daño con su prodigiosa pegada. En la tribuna está uno de esos hombres que forman parte del entramado social de los clubes barruiales, Mario Malvestiti (fana Pincha), quien fuera coordinador de la selección platense Sub 15 y en un amistoso con Racing, cuando Alcaráz jugaba en Curuzú Cuatiá, los de “La Academia” lo eligieron para su cantera.
“Ojo que le pega Carlitos”, me dice Irisarri, el hincha de Racing que anda cuidando a los chicos de CRISFA, y si puede llevarse “un puntito mucho mejor” por su mencionada condición de racinguista. Pero el tiro libre directo del “22” salió pegadito junto a la base del palo derecho, ángulo inferior de Andujar…. “¡a los ángulos rectos los arqueros no llegan!”, dijo un millón de veces el relator Víctor Hugo. Fue el segundo susto serio de los visitantes, los dos de Alcaraz.

Enzo Copetti intenta iniciar una jugada para empatar el partido. La Academia tuvo una noche poco lúcida

Estudiantes ganó y con justicia. Salvo aquel infortunio del gol sobre la hora con Paranaense, con el cuerpo técnico actual se afirma a domicilio. Se retiran los once, como hace muchos años les enseñó Zubeldía, poniendo hasta la última gota de sudor y la concentración total en pos de un objetivo colectivo. Zielinski tiene cosas del “zubeldismo”.

Lo auditivo también es un secreto del nuevo Estadio. Ese micrófono que empuñado por Gabriel Pregal brinda información, formula peticiones o saluda a invitados especiales. La acústica en los estadios al aire libre no es sencilla, y el club ha tenido en cuenta que sobre la Avenida 1 y calles aledañas viven muchos vecinos que se encuentran al margen de esta mística. El audio es tecnología alemana de última generación (Bosch/Electro-Voice), un sistema utilizado en los estadios donde se jugaron las últimas tres Copas del Mundo.
Muchos chiches, como el gol de taco, más tres puntos con los que la gente se va orgullosa por las calles. Cuando llegó Zielinski Estudiantes no podía engranar jugando en UNO, y el coach recompuso el curso de ese río histórico. Además (como bien pescó el DatazoPincha) ha vencido a todos los grandes en casa, River (2-1), Independiente (2-1), Boca (1-0), San Lorenzo (1-0) y ahora Racing (1-0), teniendo que remontarse a dos DT que también lo hicieron en la pasada década, Sabella y Pellegrino.

Hoy (hasta el domingo) la Liga tiene cinco equipos por encima de River y Boca, cuando quedan 27 o 30 puntos. El Pincha suma y sigue. Ganó los últimos cuatro de local, sobre la manta geo textil, una malla con césped sintético, en el cual se va enredando dicho manto (10%) con la hierba (90 %).
No puede dejar de mencionarse un episodio que vivió el jugador, en su entrenamiento semanal. La llegada de un metegol que es réplica del Estadio, con sonido y luces que se encienden y se apagan, tal cual pasa con el verdadero. Participaron todos. Hubo partidas épicas, sonrisas y cargadas. Claro que ahí estuvo metiéndola Mauro Boselli, pero no de taco, con un toque de uno de los dos wines para el medio, por donde entraba él mismo….

Chiche nuevo. El metegol que es réplica del Estadio UNO, que probaron los jugadores en la previa. El producto lo creó la tradicional empresa de producciones gráficas de La Plata, Grafikar.

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