Todos los clubes de la Liga, en un pedido a quien corresponda
Unidos, como en los tiempos de apogeo, los clubes de barrio están enarbolando las banderas sociales en un pedido al Estado. Unidos y organizados con la fe y el respeto que caracterizó a aquellas comisiones directivas que las fundaron como clubes sociales de fomento, culturales y deportivos, y que en la actualidad sobreviven de igual manera, con la cuota societaria.
El fútbol amateur, en todas sus categorías, no comenzó el fin de semana cuando la Liga Platense tenía programada la primera fecha. Se plantaron. Y empiezan a hablar sobre las necesidades que toca a un deporte esencial, a una pasión de multitudes, pero en un espectro donde todo se hace a pulmón.
“Los dirigentes de los clubes de la Liga nos vemos en la obligación de visibilizar la problemática que de hace un tempo a esta parte nos aqueja y que se profundizó por alguna medidas”, comienza la carta que se redactó con la totalidad de los dirigentes de las instituciones que participan en una competencia con más de un centenar de años de tradición.
“Venimos de dos años de pandemia donde muchos tuvimos que cerrar y endeudarnos y otros hemos sido el sostén social para nuestros barrios. Hoy nos golpean desde varios frentes: la decisión del Estado de la no concurrencia de los visitantes, el establecido aumento del costo de la seguridad policial y un posible aumento del arancel de los árbitros (entendible)”, prosigue la letra que se viraliza después de un fin de semana sin encuentros oficiales.
El torneo Clausura quedó en una nebulosa, porque según se manifiesta en el pedido de la treintena de clubes, “es inviable que la pelota siga rodando” y por los motivos antes señalados “solicitamos estar en los ámbitos de discusión de esas variables. Hoy, como hace mucho tiempo no ocurría, nos encontramos todos los clubes unidos y peleando por nuestros derechos. Gracias por entendernos y acompañar”.
Claro que el brillo de aquel tiempo cuando la mayoría nacía se fue opacando, y lejos de abandonarse, se fueron reinventando, palpitando cada año tras esa pelota o ese baile que hacía palpitar el alma de la barriada.