Juan del Barrio: la música siempre está ahí, es un valor que no se devalúa

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Mientras disfruta de la continuidad de conciertos con Los Abuelos de la Nada, el tecladista anunció un show con su trío 3 Eléctrico para el sábado 23 de Julio a las 23h, junto a YE, en Café Berlin (Av. San Martín 6656, Villa Devoto, CABA). La formación de funk, rock, jazz y otros colores la completan Alberto Perrone en bajo y guitarra y Claudio Eidler en batería.

En diálogo exclusivo para VIVE La Plata, el músico contó que 3 Eléctrico surgió, en parte, porque se aburrió de tocar solo y del entrenamiento requerido para realizar conciertos con el piano como único protagonista.

“Todo un show de piano solo me parecía demasiado exigente, y la verdad que por momentos no lo disfrutaba y por momentos lo sufría. Fue ganando más el interés de tocar con otras personas también”, expresó el instrumentista. “Le encuentro sentido a tocar en vivo si es con otros músicos, tocar solo no me garpa, me gusta mucho más compartirlo con otros músicos”, agregó.

En 2016, el director musical de Los Abuelos… publicó un cd de seis temas que incluye una versión de Digital Ayatollah de Spinetta Jade, del disco en el que del Barrio grabó: Alma de diamante (1980).

En 1996, este compositor y docente musical lanzó un disco compacto con material propio titulado Piano (se escucha en la plataforma Soundcloud) y tiene otro álbum inédito de mitad de los 2000 que no concitó interés de los sellos. Sin embargo, Juan del Barrio no se considera pianista y explica por qué: “Antes de que existieran los medios de grabación digital, el piano era la única herramienta que yo tenía para componer, entonces componía sobre el piano, pero la verdad es que nunca me consideré un pianista.”

Girando con los Abuelos

En 1984 Juan se sumó como invitado a Los Abuelos de la Nada -aparece en Los Abuelos en el Ópera, de 1985- y en 1986 formó parte de la tercera encarnación del conjunto ideado por Miguel “Abuelo” Peralta, con la que ese año grabaron Cosas mías.

En 2020 concretaron el regreso en vivo del grupo con un show en Perú, y ante la emergencia sanitaria mundial detuvieron los conciertos e ingresaron a estudios para versionar temas emblema de los Abuelos. Hilda Lizarazu, Miguel Zavaleta, Ricardo Mollo y Los Tipitos, entre otr@s, cantaron junto a la banda actual, que reúne a Kubero Díaz en guitarra y voz, Jorge Polanuer en saxo, Gato Azul Peralta en voz y percusión, Sebastián Peyceré en batería, Frankie Langdon en voz, Alberto Perrone en bajo, Catalina del Barrio y Florencia Beraza en coros y Juan Del Barrio en teclados.

El conjunto, que se presentará el 5 de agosto en la ciudad de San Juan (Hugo Espectáculos), el 6 de ese mes en Mendoza (Arena Maipú Stadium) y el 20 en el ND Teatro (Buenos Aires), incluye a dos “hijos de la Nada” en sus filas.

¿Qué sentís en vivo cuando ves cantar a tu hija o a Gato, el hijo de Miguel Abuelo?

Es una consecuencia lógica, es esperable, no es algo que me sorprende; es un poco la familia ampliada de Los Abuelos de la Nada, es algo que se ha dado naturalmente. Cuando yo tocaba en los 80 con Los Abuelos eso existía también, por ahí no existía arriba del escenario, pero Gato andaba dando vueltas por ahí, se venía con nosotros a las giras. Por ejemplo, si te digo de Los Abuelos en el Ópera en el año ’85, María Marta -que era en ese momento mi mujer- la mamá de Catalina, la tenía en la panza a Catalina, o sea que, de alguna manera ya estaba predestinado un poco esa situación, una consecuencia natural de esta familia ampliada, que la única diferencia es que ahora en vez de estar afuera del escenario están arriba.

Y eso también es algo que ha ocurrido con Los Abuelos, de tener un público muy heterogéneo, no solo estilísticamente sino generacionalmente; en los recitales que hacemos hay gente de distintas edades: el público fiel de Los Abuelos, que somos de 50 años para arriba y después hay toda una galería (se ríe) de generaciones que vos decís “¿y este qué hace acá? Este viene porque el padre se ve que escuchaba a Los Abuelos y entonces ya lo conoce”. Hay como una mezcla generacional en la banda que me parece que enriquece también la llegada al público.

En la última etapa del grupo durante los ’80, el bajista era el sobrino de Miguel Abuelo: Marcelo Chocolate Fogo. Su muerte en 2020 le impidió disfrutar de esta nueva encarnación de Los Abuelos de la Nada, aunque tal vez su espíritu permanece en las dos canciones inéditas que la banda grabó para Los Abuelos de la Nada y amigos.

“Sí, totalmente, por suerte quedó grabado”, confirmó del Barrio. “Vos sabés que Choco había empezado a grabar esos temas: Mi estrella y yo, un tema de Miguel que ya veníamos tocándolo en los 80, no llegamos a grabarlo, y Un río crucé, que es un tema entero de Choco, y está la voz de él, en Un río crucé canta él, y En mi estrella y yo también, hay un momento que canta él. Por suerte quedó registrado eso, ya que lamentablemente no pudo acompañar, por lo menos lo tenemos presente”. De su compañero, el tecladista indicó que “fue también un personaje importantísimo en Los Abuelos en aquel entonces, cuando él era muy jovencito, tenía 18 años cuando empezó con Los Abuelos, y es una buena manera de recuperarlo”.

¿Qué es lo primero que viene a tu mente al recordar a Miguel y a Chocolate?

¿Qué te puedo decir de Miguel?, ya sabemos lo que era, lo que es, lo que representa, ¿no?: la libertad, la osadía de siempre estar al límite de lo posible o al límite de lo considerado (se ríe) normal; eso desde ya, pero esas eran las premisas. Básicamente era un fuego, una energía en movimiento permanentemente Miguel, un tipo muy inquieto… muy intenso, también, pero un gran poeta, sin dejar de lado el lado artístico, porque cualquiera puede ser intenso (se ríe) pero él alineaba esas características para el arte. Era un tipo que cuidaba mucho su arte, lo cuidaba tanto que, consciente de sus limitaciones como músico, elegía músicos que lo podían ayudar, que lo podían concretar, y en ellos depositaba su confianza y te exigía estar al mango como él. Y era un tipo muy generoso, no era que se quedaba con el rédito de esa situación, sino que él no tenía ningún problema en compartirlo con quienes compartía el escenario. O sea, las luces para él, pero también para los demás, y que brillen los demás porque de esa manera él brillaba más también. Miguel era todo eso.

Y Choco se crio con Miguel, o sea… (risas). Mamó mucho de eso, y también era un tipo muy intenso, muy buscavida te diría, como músico, de explorar distintas cuestiones; él se había metido mucho en la música electrónica como Dj, entonces exploraba también esos caminos… tengo buenos recuerdos de Choco, nos divertíamos, la pasábamos muy bien siempre con Los Abuelos. Siempre fue una fiesta tocar con Los Abuelos, y siempre arriba del escenario era una fiesta y lo sigue siendo. Realmente la gente nos acompaña con la mejor onda y todos los shows de Los Abuelos terminan siendo todo el mundo bailando, todo el mundo disfrutando, la verdad que lo pasamos muy bien.

Consciente de las dificultades que atraviesa el negocio de la música tras el parate de dos años por la contingencia mundial, el músico aclaró que, aunque “todo está raro, siempre por un motivo u otro, pasan cosas, el diagnóstico es muy positivo, muy alentador, estamos muy contentos.”

En la actualidad de los Abuelos hay otro Miguel rondando: Zavaleta, con quien Juan del Barrio compartió shows y grabaciones desde los primeros años ‘80. El líder de Sueter cantó en la nueva versión de Chalamán, tema de Daniel Melingo registrado originalmente para el longplay Vasos y besos (1983).

“Con Miguel tenemos muchos años de convivencia musical, con Sueter en su momento en los 80, después tuvimos un revival en los 2000, 2004, 2005, 2006. Miguel es un gran cantante, un gran compositor; no sé si no diría el mejor cantante que dio el rock. Me refiero a cantante, no al cantautor que canta sus temas, está muy bien también, pero por ahí no es un Cantante. Miguel es un tipo muy divertido, así que siempre que tenemos oportunidad de tocar con él lo hacemos, lo invitamos porque se complementa muy bien con los Abuelos.”

Acerca de Melingo, del Barrio considera que “fue una pieza fundamental en el sonido de Los Abuelos de la Nada. El clarinete ese que metía al comienzo es una marca registrada, y además toda su creatividad.”

La abuela platense

El tecladista de Los Abuelos de la Nada también fue parte del grupo de jazz rock Spinetta Jade al iniciar los años ‘80.

¿Tocaste con Jade en el Estadio Atenas de La Plata, frente a la casa de tu abuela?

Exactamente. Mi abuela vivía ahí en la calle 13, exactamente enfrente. Con mi familia vivíamos acá en Buenos Aires, pero mi viejo cada tanto iba el fin de semana, se pasaba el fin de semana en La Plata, y muchas veces yo lo acompañaba, entonces me quedaba a dormir ahí, y curtí mucho La Plata. Toda la familia de mi viejo, mis primas, son de ahí. Fue muy loco, porque sí, después de ir a tocar con Jade ahí y sentir que estaba en la casa de mi abuela, fue muy divertido. Y hace poco estuvimos en La Plata, en mayo, y estuvimos el año pasado: muy lindo, lo pasamos bárbaro. Para mí La Plata es casi como un segundo hogar, es un lugar familiar.

¿Tenés recuerdos familiares de la ciudad?

La República de los Niños: eso era maravilloso, tenía una magia, increíble. Tengo un recuerdo fascinante de ir y pasar por la Ciudad de los Niños, cuando daba el tiempo pasábamos. Mi abuela en la primera época vivía en Diagonal 78 y 12, frente a Parque Saavedra; además de que iba con mi viejo siempre pasábamos Navidad ahí con mi abuela, y a la vuelta, sobre la calle 12, vivían los Moura, también. Yo no lo sabía, lo supe después de grande, así que capaz que alguna vez nos cruzamos con los Moura sin saberlo, cuando éramos muy pequeños, ¿no? Mi abuela tenía una casa de estas grandes tipo chorizo, con fondo, tenía gallinas, tenía pajaritos, tenía la huerta, tenía de todo; y me acuerdo de estar ahí en el patio y cada vez que jugaba Estudiantes, no es que estuviera tan cerca, pero se escuchaban los gritos de los goles, tremendo. Me acuerdo de esa sensación, también.

¿Algo para agregar, Juan?

Te agradezco por supuesto la nota, te deseo lo mejor y que todo vaya bien, vaya para adelante. La música hace bien; transitar la dimensión de la música siempre es bueno, ya sea de una manera activa o de una manera pasiva, pero, escuchar música, estar en contacto con la música siempre es algo que nos hace bien, no hay que perder de vista eso. Muchas veces nos sentimos aturdidos por las situaciones, por las contradicciones que nos va planteado la vida en sus diferentes manifestaciones, pero no dejemos de tener en cuenta que la música siempre está ahí, es un valor que no se devalúa, así que adelante con la música (se ríe). Música para todos.

Por Fernando Chatarra Fauszleger @soyfernandoabel

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