El buen ejemplo que dieron Estudiantes y Gimnasia en seis clásicos
Seis clásicos platenses sin un solo expulsado, ni jugadores informados, o entrenadores perdiendo el eje del razonamiento. Clásico con mil pulsaciones en un campo, pero sin terminologías o gestos ofensivas ante un triunfo. Fue fútbol y familia, como debería ser este espectáculo siempre, ganándole a la minoría que camina al borde de la destrucción. Como en los últimos veinte años, el marco para las divisiones juveniles fue el mismo, el predio de Abasto y el de City Bell, lugares alejados del bullicio, pero con la ansiedad del chico por sus sueños de Primera, la presión de aquellos que son padres y el interés de algún representante que confió en ellos en la edad de la rebeldía. Este clásico del siglo XXI con cada vez más socios y servicios que ofrecen las instituciones, dos ríos que fluyen rápidamente, ancho y veloz, como el mismo mundo.
Sábado 18 de junio de 2022. Habrá que agendarlo, porque los seis clásicos sucedieron en la misma semana donde las redes sociales y los medios de comunicación fueron el espejo donde vimos claramente lo que nos cuesta el diálogo y lo bien entrenado que está el dedo acusador. Seis clásicos cuando dos días antes la UTN decidía borrar lo que había firmado con autoridades de Estudiantes, un terreno para el fútbol infantil, en cercanías donde allá por 1992 tiene el suyo Gimnasia, conseguido a su vez por pedidos al Estado. Clásicos de juveniles a pocas semanas de los eventos desafortunados en torno al arquero profesional Rodrigo Rey, quedando expuestos como sociedad por otro tema más sensible, el del respeto al prójimo. Seis clásicos incluso después de un antecedente cercano de Reserva (Semifinales, el pasado 10 de mayo) con episodios extra deportivos, violentos.
¿Pero qué pasó con los pibes? ¿El fútbol de juveniles es una isla? ¿Hubo magia o pasó algo que realmente calmó las aguas de esos ríos? Tenemos algunas respuestas.
Jueves 16 de junio de 2022, Estadio Unico Diego Armando Maradona. Son las 13 horas y se ha realizado una convocatoria desde los equipos de Salud de ambas instituciones. En dos días se jugaban los seis clásicos. Llegan juntos los de Estudiantes: técnicos y capitanes. También las cabezas futbolísticas de proyectos formativos (coordinadores) y los organizadores.
En la zona de estacionamiento van llegando en automóviles los de Gimnasia y Esgrima. Cruzan saludos, los mayores se abrazan y los chicos son más reticentes, por la edad y porque realmente no se conocen con los del otro equipo, pero se dan la mano y van tomando nota para el partido. Después se van todos a una oficina amplia, donde ya están acomodando unos platos con algo para picar y vasos. A la mesa van exclusivamente los chicos de trece hasta dieciocho años, y alrededor los adultos. De pronto un fotógrafo les pide alguna pose, pero afuera, separándolos por categorías, un DT y un pibe, uno por club. Los coordinadores son figuras, Pablo Quatrocci, defensor lungo y expeditivo de los albirrojos, que llegó desde Quilmes para jugar en la década del ’90, y por los triperos está Gabriel Perrone, discípulo de don Carlos Timoteo Griguol. Los dos conocen que un clásico de Primera y un trabajo allí “apunta a los próximos 5 días”, y que en el plano amateur se trabaja “a futuro”.
En la reunión están otras personalidades del deporte, no tan famosas, pero que se encuentran en un abrazo que evoca años de esfuerzos y sueños compartidos, Leonardo Trinchín (hoy ayudante de Noce en la 9ª albiazul) y Gustavo Salinas (actual DT de la 6ª albirroja), ex delanteros que en 1990 lograron un cambio de visión cuando de Villa San Carlos, de la modesta 1a D, pasaron a Bélgica, cuando recién se expandía el mercado global para el futbolista y solo había 270 futbolistas argentinos aquel año en clubes del exterior.
Más saludos, de quienes hace tiempo no se ven, dos entrenadores de estos chicos de 5a división colmados de ansias, Laureano Franchi (del León) y Fernando Zaniratto (del Lobo), que se recuerdan desde la tierna infancia. Pasado el encuentro y los seis clásicos, ahora toman dimensión del momento vivido: “Después de vernos en el Estadio Unico me metí a leer la publicación en la página de Gimnasia y en los comentarios de la gente me sorprendió el grado de agresividad, solo por habernos juntado con pares de Estudiantes. Uno desde este lado aporta para que un partido de fútbol no pase a mayores, les hablamos para bajar los decibeles y estar ajenos a lo que viene pasando en la sociedad. No quiero minimizare lo que es un clásico, todos damos un plus, pero somos todas personas de bien. El sábado, en la cancha, uno en cada banco, nos queríamos ganar, pero tiene que quedar todo ahí”, cuenta Zaniratto (jugó clásicos de juveniles desde 1994 al 2000, año en que saltó a Primera).
Habla una joven Julia Zein, licenciada en psicología, una de las que propició el encuentro. Recién incorporada al área Social perteneciente al Departamento de Fútbol Amateur (son cuatro psicólogos y un asistente social) consideró que “es una iniciativa conjunta que empezó entre los equipos de Salud de ambos clubes. Nos sumamos desde el área Social de Estudiantes -que articula con Salud- y los coordinadores. Las visiones son compartidas, y la premisa que subyace a estos encuentros para compartir es que en el largo plazo hayamos erradicado la violencia en el deporte, y que este tipo de diálogo se extrapole a la sociedad, a los hinchas, porque ambos clubes formamos parte de la idiosincrasia y la cultura de la región. Bregamos por seguir fomentando la competencia y la rivalidad, pero rompiendo la lógica de la enemistad y el exterminio del otro. Tomamos como lema que somos rivales pero no enemigos”.
El doctor Ignacio Soncini, miembro del Equipo de Salud de Gimnasia (conformado por nutricionista, kinesiólogos, psicodeportología) fue otro ideólogo que celebró el buen momento transcurrido en los seis clásicos. “Nos decidimos juntar porque un partido no puede ser una guerra. Cuando hablamos para juntarnos en un punto neutro faltaban dos semanas para jugar y justo salta el problema del predio, pero no podíamos abdicar, nos comprometimos a que íbamos a hacer algo para bajar el tono de violencia, ya que hay gente que confunde y a veces estamos al filo de una tragedia. El pensamiento no es hacer una amistad, queremos ser respetuosos, que sea un espectáculo, nos encanta jugar los clásicos y ganarlos, pero no vamos con la violencia por un resultado”. El doctor pone como ejemplo la historia de dos ídolos que arrancaron desde Prenovena, en la categoría ’73, Guillermo Barros Schelotto y Martín Palermo, que “ni se miraban por jugar uno en Gimnasia y otro en Estudiantes, pero las circunstancias los llevaron a ser recontra amigos y la mejor delantera cuando se juntaron en Boca. Por más que están los que digan que juntarse es una ‘gilada’, me agarro del mensaje de muchos que no lo dicen pero prefieren este tipo de encuentros. Salió natural, y es un recurso a continuar, porque sino quedará en una acción aislada”.
Sábado. Operativo de seguridad, árbitros, césped inmaculado, mañana fresca. Los más grandes de Estudiantes pasan la tranquera de Abasto. La cultura futbolera del “nosotros contra ellos” normal, sin alteraciones más que la espera expectante y los rituales del jugador para dar su mejor versión. El DT de la 5ª y sus hombrecitos de 18 años. “Cuando bajamos nos esperaban con factura y café. La verdad que venía todo muy pesado en la semana, y por momentos había tal respeto”, reconoce Franchi, relajado. También destaca un lineamiento de AFA que hace varios años propone que los locales le den una recepción con comida y bebida a los visitantes y “los que sirven son los mismos rivales, te sirve el pibe que capaz recién te hizo un foul”.
Salinas sostiene que “al haber sido un fin de semana largo nos jugó a favor, creo que la tranquilidad en la jornada también tuvo que ver con que mucha gente se había ido de la ciudad”. Por cierto, los predios recibieron una afluencia de público menor a la acostumbrada, “me atrevo a decir que la mayoría de los presentes eran familiares directos de los jugadores”, opinó el “Lomo”.
En City Bell, los visitantes de sangre azul y blanca recibieron el mismo trato. “A las 11 se almorzó y en cada mesa, había tres y tres, ya adentro de la cancha hubo un desarrollo normal y al terminar el referí vino a felicitarnos por el comportamiento pese a nuestra derrota”, manifiesta Trinchín.
“Noté mucha calma y el trato recibido fue como si fuese un rival más. Lo que se trabajó desde el área médica dio sus frutos, y también influyó el buen trabajo de las ternas arbitrales y el comportamiento de la gente”, dice Mauro Greco, preparador físico de la 7a mens sana.
Entre partido y partido, la licenciada Zein se acercaba a los grupos, “le decíamos que nos llenó de orgullo ver cómo se pedía disculpas o que ante un calambre el rival lo esté socorriendo en primera instancia hasta que llegara uno de los compañeros. O haber escuchado que el DT haya gritado ‘andá a pedirle disculpas’. Fue beneficiosa la charla del jueves, y almorzar todos entremezclados antes de salir a la cancha. Está la voluntad política no solo dirigencial sino del lugar que cada uno ocupa dentro de la institución. Claro que hay resistencias, no siempre son tomados a bien estos acercamientos. Pero seguimos en vías de seguir juntando e involucrando a más actores de ambas instituciones. Repito: nos gusta potenciar la competencia, pero romper la lógica de violencia. Ojalá que la vida me de los años para ver que todos pudimos”.
Ganadores que supieron ganar, perdedores que supieron perder. La tarde abastense queda atrás, como tantas veces, con empates en 4ª y 5ª y la alegría de la 6ª pincharrata 3 a 0. El mate y el saludo, la canasta y la bandera, y el comentario de quien pudo hablar sinceramente y cerrar algún mal entendido. Según se ha escuchado, por ejemplo, la problemática de aquella semifinal de Reserva, venía precedida de un clásico en Abasto donde los visitantes se sintieron muy mal por algunas circunstancias que (… gracias al diálogo) fueron aclaradas. “Si se habían cambiado lejos, en otro vestuario que no suele usarse, es porque en ese momento había obras en construcción”.
“Ni una pierna fuerte para decir ‘chau, se armó’, hubo cánticos, pero para el mismo equipo. Sabes que pasa (reflexiona Franchi), no dejan de ser pibes, y en un país como el nuestro lo más importante es contener”. A su lado, Salinas meditaba nuevamente sobre “el mensaje que partió de los médicos y psicólogos, se respetó al rival todo el tiempo y nosotros estuvimos más atentos, pero también no hubo algún hincha que insulte a un chico, eso que se naturalizó de cargarse, por suerte, el sábado no se vio. Pero hoy se usa la excusa del fútbol para descargar las emociones, lo mismo que ves en 1ª lo ves en inferiores y lo vengo viendo de manera peligrosa en este último tiempo. Al final no deja de ser un partido de fútbol”.
Los más pequeños terminaron sin problemas en City Bell. Un empate en 7ª y dos triunfos de Estudiantes en 8ª y 9ª. Seis clásicos y no hubo un solo expulsado. No fue magia, sino una acción hecha a conciencia. Como dijo Ghandi, célebre dirigente político de la India, “sé tu mismo el cambio que deseas ver en el mundo”. En el mundo de los chicos, y empezando por la decisión de los grandes, queda claro que sembrando actitudes y decisiones valientes podrá haber más partidos con finales felices.
Y jugados con el corazón, claro, como el sábado último. Con tanto apego a la esencia de lo que es el deporte, que hasta por ahí se escuchó una frase que pinta lo vivido.
“¡Ni en Suiza hay un clásico así!”.
Por Gabriel “Colo” López